“El arte de conjurar la muerte” es el nombre de la muestra de objetos y cartas de las ex presas y presos políticos inaugurada la semana pasada en el Casa de la Memoria “Justino Vergara”.
Bajo la producción de Andrea Bustamante, Eliana Bustamante, Cristina Moras, Emilce Herellac y Emilia Basso, la muestra representa testimonios del amor, el coraje y la obstinada persistencia de la esperanza. “Sostener la memoria histórica, dialogar, compartir y reflexionar sobre el pasado en relación a la última dictadura militar” es el objetivo de esta exposición que forma parte de las actividades organizadas para el mes de marzo que lleva el nombre de “24M: memoria, verdad, justicia – 30 mil luchas por la memoria”.
“Los ex presos y ex presas tienen mucho material de la época de la dictadura producida por ellos y lo tienen guardado; lo tomamos y con esta muestra queremos llegar a un público más joven, a las nuevas generaciones que accedan a la historia reciente y hacerlos vivenciar por lo que atravesaron estas personas”, relató Eliana Bustamante a El Péndulo.
Para explicar el contexto internacional, nacional y provincial fue pensada también una línea del tiempo para poder enlazar situaciones y hacer una lectura global junto a la construcción simbólica de los objetos y cartas recolectadas.
“Escribir, dibujar o hacer algún objeto era un acto de resistencia y de amor desde el encierro. Cuando escribían las cartas las entregaban y en la cárcel les ponían la palabra censurada. Algunas las dejaban pasar y a otras no, y solo podían mandarse cartas si eran parientes o si no eran marido a mujer”, cuenta Eliana Bustamante. Al ser consultada sobre qué relatos se pueden advertir en las cartas comentó que, al no poder relatar la tortura, las vejaciones que pasaban “preguntaban por cómo estaban sus familiares, pedían alimentos, alguna frazada por el frío; y realizaban dibujos entre ellos: El Principito y Juan Salvador Gaviota. También contaban cómo funcionaba la organización de las y los compañeros de celda”. “Hay una carta muy linda sobre una salida de una de las compañeras. Fue toda una fiesta que salga la compañera porque sentían que también salían”.
En el caso de los objetos, “los dijes lo hacían a partir de huesos que sacaban de guisos inmundos que les servían. Los pulían en la pared, los teñían con té y le sacaban brillo con la ceniza de los cigarrillos. Esos objetos representaban un acto de resistencia”.