Por Martina Botto
La miniserie de Disney Latinoamérica, distribuida por Star Plus y producida por Salma Hayek, generó una enorme expectativa. Fue estrenada el 26 de julio en conmemoración de los 70 años de la muerte de Eva Duarte de Perón.
Disney es una empresa de alucinante llegada internacional, por lo que, esta versión será, para muchos jóvenes y usuarios del streaming, la biografía disponible. La serie está basada en la maravillosa novela Santa Evita de Eloy Martinez que ha sido arbitrariamente recortada en un modo sensacionalista y capitalizando una mirada de género oportunista para los tiempos que corren.
Santa Evita cuenta con un elenco estelar integrado por Natalia Oreiro, Diego Velázquez, Diego Cremonesi, Ernesto Alterio, Guillermo Arengo, Frank Gerrish, Dario Grandinetti, Damián Canducci, Fedra Defendente, Francesc Orella y Gabriela Ferrero.
Dirigida por Rodrigo Garcia Barcha y Alejandro Maci.
Lo primero que sorprende es el pysique du rol de Natalia Oreiro que no da en lo más mínimo con el de Evita. Esta distancia demandaba, aún más, una gran interpretación de parte de la actriz.
Si bien Oreiro trabajó en sus comienzos con ficciones facilistas y sobreactuadas de telenovelas televisivas que le dieron popularidad, a lo largo de los años su carrera actoral creció e hizo versátiles interpretaciones como las de Wakolda o Gilda donde puso cuerpo y voz al querido personaje de la cantante tropical.
Evita es la interpretación anhelada por cualquier actriz, y su tono de carácter, tipología gestual o color de voz están instalados en nuestro colectivo cultural. Lamentablemente la interpretación de Natalia Oreiro se amolda al target de Disney que demanda el entretenimiento como condición de consumo.
Durante los primeros capítulos el parecido con la personalidad de Evita es nulo, y, aunque al final aparecen algunos momentos de garra, en lineas generales resulta insulsa. Las comparaciones son odiosas cuando existen trabajos enormes como el de Esther Goris en el film Eva Perón dirigida por Juan Carlos Desanzo.
El parecido de Grandinetti para representar a Juan Domingo Perón tampoco aparece, no se encuentran similitudes ni siquiera con la forma típica de hablar del General. Esta falta de cercanía es algo difícil de perdonarle a los dos personajes principales.
Las actuaciones de Diego Cremonesi, Ernesto Alterio, Diego Velazquez, Francec Orella son muy buenas pero no están subordinadas a personajes tan conocidos.Con respecto a la trama, y a diferencia de la novela original que sí se acerca a una biotic, es para destacar que queda muy reducida a la muerte de Evita y al secuestro de su cadáver. Los hechos políticos que hacen a la persona y la historia de un país sólo pasan en placas informativas o con un breve material documental en instancias de segundos poniéndonos en un contexto de línea histórica reduccionista.
Esta ficción decide hacer gran foco en el secuestro del cuerpo de Eva Duarte una vez muerta.
La serie reitera de manera morbosa escenas idénticas de manoseo a los pechos del cadáver, aunque el abuso real se trató de mucho más que eso: Una necrofilia violenta y concreta ya que el cuerpo presenta daños en los genitales, boca y rodillas.
Se dedican varios capítulos al trabajo del embalsamador, el Dr. Pedro Ara, tarea que duró tres años. Esto nos sitúa continuamente en maniobras y manipulaciones del cuerpo desnudo donde, sin duda, queda enmarcado el ultraje que sufrió en todos los sentidos posibles.
La conquista del voto femenino es representado en dos o tres escenas simplonas.
La serie logra una fotografía de época impecable, las decisiones de trama y dirección no aportan nada nuevo a aquellos que conocen la verdadera y reciente historia, sino por el contrario, subestima al espectador con un estilo apurado, light, explicativo y “didáctico”.