La era irracional

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Facundo Herrera
Director Perodístico

La tensión siempre es la misma. Es económica y cultural. El tratamiento y la aprobación de la Ley de bases fue visceral, pero también irracional. Lo que aprobaron los senadores no tiene como principal objetivo beneficiar al país y a sus habitantes, sino más bien, hacer desaparecer al kirchnerismo. Es, en parte, una revancha, y por citar tan sólo un ejemplo, al sectorizado relato que adoptó como mecanismo de comunicación, Cristina Fernández. “Los gorilas como Pinedo son respetables, pero después están los otros, los que quieren ser gorilas y no pueden, esos son los monos”.

Aplausos y carcajadas para una creativa manera de describir a los desclasados que reniegan de sus orígenes y anhelan pertenecer a la burguesía argentina. La descripción Cristina es correcta, pero más bien corresponde a un comentario privado, o dicho de parado en alguna esquina del barrio por algún vecino un tanto iluminado.

El debate público en crisis: Violencia y sinrazón

El relato ideologizado y dirigido sólo a contener a un sector de la población, despreciando y ridiculizando al colonizado y aspiracional que piensa distinto, fue un error. Un presidente debe gobernar según sus principios, pero un estadista también debe ser contenedor de las diferentes maneras de pensar de los habitantes de un país, si pretende, incluso, que su plan atrevido, vanguardista, nacionalista y popular, tenga éxito. Tal vez, en aquel país, de lapsus racional, eso haya sido lo irracional, haber dejado afuera a una porción de la sociedad que hoy deja leudar su dulce y, a la vez, amarga venganza.

 

Javier Milei, el mejor alfil de la época

Hoy Milei, hace lo mismo, pero al cuadrado. Tiene una obsesión con los “zurdos” y hace un culto de la agresividad y la persecución ideológica para con quienes se animan a cuestionarlo.

Pero también, la revancha es del poder económico que encontró en Milei a su mejor alfil. El kirchnerismo enfrentó a esos poderes establecidos como ningún otro peronismo contemporáneo lo hizo. “Nunca el peronismo mostró más claramente que despojados de su núcleo kirchnerista es parte del sistema de representación de los sectores dominantes”, escribió en X el analista y consultor, Artemio López. Y ésa fue su mayor osadía y también, su mayor riesgo. En cambio, el otro peronismo es más bien una corriente que sostiene la justicia social como bandera, pero que se identifica con el conservadurismo más rancio y es un ferviente defensor del sistema establecido, cuando no neoliberal y privatizador. Sino Milei no se referenciaría con Menem a la hora de manifestar su antiperonismo, vaya paradoja. Con la flexibilización laboral “peronista” de los ´90, por ejemplo, la desocupación pasó del 6% al 14%. La ley Bases es una réplica aggiornada de aquellas ideas “peronistas” anti peronistas.

Martín Lousteau, senador radical que dio quorum para la Ley Bases

Los diputados y senadores radicales y peronistas dialoguistas, lo saben, pero igualmente le dieron al gobierno de Javier Milei. la primera ley, además de otorgarle facultades especiales a quien le atribuyen facultades alteradas. Algunos votando a favor, y otros simplemente dando quórum. Lo hicieron con duras críticas, tanto a la ley, como al mismo gobierno, pero lo más grotesco fue su argumento de base: No votar como el kirchnerismo. Es la lógica irracional que hoy impone la política argentina y también un importante sector de la sociedad que, una vez más, elije desde el enojo sin pensar en las consecuencias.

Carmen Crexell, senadora neuquina que cambió su voto por una embajada en la Unesco

El doctor en Filosofía, Justin Smith, plantea en su ensayo “Irracionalidad. Una historia del lado oscuro de la razón”, una lógica que se mantiene desde la antigüedad hasta estos tiempos. Lo racional es un mecanismo de defensa que genera la humanidad en su lógica siempre irracional, por lo tanto, la razón siempre llevará a la sinrazón, y viceversa, pero la primera se mantiene por lapsos de tiempos breves, casi como un rapto de lucidez que generan las sociedades para salir del caos de su base irracional.

Justin Smith, autor del ibro «Irracionalidad. Una historia del lado oscuro de la razón»

Hoy el país, y gran parte del mundo, está atravesando una etapa llena de miedo y desestabilización, de ebullición permanente, de debates públicos vacíos y violentos. Mientras tanto, aquellos que aún buscan argumentos para hacer prevalecer sus ideas, se sienten aturdidos y desorientados. Sienten que pertenecen a una era que ya no está. Smith plantea que estas personas “están golpeadas al advertir que internet ha sido incautada por las fuerzas de la agresión y el caos en un momento en el que aún se oyen los ecos de un pasado no muy lejano que reivindicaba con gestos grandilocuentes su potencial de servirnos como un motor para el ordenamiento racional de la sociedad humana”. Podemos dar con el diagnóstico, pero no con el tiempo que duran estos períodos. Y en un país con hambre, pobreza y desamparo estatal, eso es tremendamente desolador.