La propuesta presentada por la oposición tiene mayoría garantizada en la Cámara de Diputados y posibilidad de alcanzarla también en el Senado. El oficialismo cuestionó la iniciativa y la desestimaría mediante el veto.
La Cámara baja debate el proyecto de sistema de boleta única de papel propuesto por la oposición que busca apurar el dictamen en vistas de las elecciones 2023, debido a que cualquier modificación a la Ley Nacional Electoral debe efectuarse antes del cierre de este año.
Sin embargo, el oficialismo pretende desestimar la iniciativa para continuar con el sistema actual vigente de una boleta partidaria; y, además cuestionó la propuesta de cambio, señalando como argumentos los costos de impresión, el tamaño de las listas que pueden confundir a las y los votantes y la visibilidad de aquellos nombres que van debajo del candidato/a principal, entre otros.
Sobre el debate y la posibilidad de aplicación del nuevo sistema, la secretaria de Asuntos Públicos, Patricia García Blanco sostuvo que “el sistema actual es eficaz” y que si la oposición consigue la mayoría, el presidente Alberto Fernández vetaría la ley.
“Una reforma política no puede hacerse a las apuradas y menos para imponer una agenda. Hay un riesgo enorme de perjudicar un sistema electoral que funciona en el momento en que se va a elegir quién va a presidir la Nación. Creo que sería imprudente”, consideró García Blanco quien es la encargada de organizar los comicios del próximo año.
En ese sentido, y tras el segundo plenario de comisiones de Diputados para debatir los proyectos, la funcionaria dejó bien claro que para los comicios del año que viene continuará el sistema de boleta única partidaria.
“La elección presidencial es el momento menos propicio para introducir un cambio al sistema, porque una reforma de esta magnitud crea incertidumbre al momento de elegir la primera magistratura. Es el escenario más complejo que puede haber y ni hablar en caso de simultaneidad”, argumentó.
Asimismo, insistió en que la boleta partidaria “es imparcial, se basa en la fiscalización cruzada, ha legitimado a todos los ganadores, ha dado una pacífica alternancia entre las fuerzas políticas y permite una fiscalización y un escrutinio de votos en forma rápida”.
En tanto que, sobre la boleta única, dijo que “no garantiza reducción de costos y tampoco hay un diagnóstico sobre la logística que es requerida y no termina con las listas sábanas”; y agregó: “además, genera que el votante desconozca la oferta electoral completa al momento de elegir, otorga mayor exposición a las cabezas de listas, desvaloriza a la agrupación política y personaliza a los candidatos y vulnera el derecho de los electores a conocer acabadamente la oferta electoral”.