«Nunca me había pasado que una foto mía caracterizado despertase tantas pasiones. Desempolvó un tema interesante para que se vuelva a poner en el tintero. ¿Qué nos refleja Menem de nuestra propia sociedad?», reflexiona Sbaraglia.
Sentado en su camerino, dos maquilladores dan vueltas a su alrededor lentamente cambiando los pigmentos de su piel, le oscurecen el pelo y agregan patillas canosas a los costados de las mejillas. En minutos, la metamorfosis finaliza y un rostro diferente sale a grabar.
«Como actor, es un desafío de los más grandes de mi vida y un personaje bisagra que te invita a superarte», agrega el intérprete de películas como «Caballos salvajes», «Dolor y gloria», «Relatos salvajes» o «Errante corazón», y poco a poco va encorvando la postura y hasta cambiando su forma de hablar.
«No está en uno juzgar al personaje, sino sacar a la luz cuestiones profundas. Lo que está en mi potestad es ser lo más parecido a la esencia de Carlos Menem», ataja Sbaraglia.
La serie retratará el ascenso al poder de Menem, pasando por sus orígenes en Anillaco, un pueblito de la provincia argentina de La Rioja (noroeste) que apenas llegaba a los 857 habitantes en 1991, mediante la óptica de una familia riojana, cuyas vidas terminan ligadas al círculo íntimo del mandatario.
«Desde ese lugar llegó a ser presidente casi tres veces y para estar a la altura tuve que aprender un montón de cosas, que me han costado bajarlas al cuerpo e incorporarlas en la serie de forma no verbal. Desde miradas, hasta formas de hablar, junto con palabras que él solía utilizar», relata.
Hizo los deberes muy temprano, cuatro meses antes de empezar a rodar, devoró todo tipo de material que incluyera el apellido Menem, videos, libros y hasta conversaciones íntimas con «prácticamente todo» el entorno del exjefe de Estado.
El director, Ariel Winograd, fue quien puso a Sbaraglia como protagonista de la serie. «Tuvo mucho que ver, es mi tercera vez que trabajo con él, y no me hubiese animado a hacerlo si no dirigiera él», remarca quien ocupó el rol principal de los filmes «El Gerente» y «Hoy se arregla el mundo», ambos del realizador porteño.
Además de la convertibilidad, la serie revolverá en las controversias políticas que derivaron en los casos más extravagantes que la corrupción argentina tuvo para ofrecer, así como los ataques terroristas en la embajada de Israel (1992) y la mutual judía AMIA en Buenos Aires (1994).
«No es joda hacer de presidente. Es una oportunidad de crecer y con ‘Wino’ terminamos ‘El Gerente’ saltando en paracaídas y esto es un poco eso: una caída libre en vivo. Interpretar a Carlos Menem es un riesgo que puede salir mejor o ‘estrolarse’ (chocar) frente a 45 millones de argentinos», concluye.
Fuente: Infobae