Entre un creciente cruce de acusaciones y presentaciones judiciales, la Universidad Nacional de La Rioja entró formalmente al periodo de campaña electoral, de cara al próximo 29 de octubre. Por primera vez en su historia, la casa de altos estudios tendrá a una mujer en el máximo rango institucional. Aquí, un completo repaso de cada espacio que participa de la contienda democrática.
De acuerdo al cronograma electoral de la UNLaR, el pasado 29 de septiembre comenzó la campaña que se extenderá hasta el 27 de octubre del corriente año, 48 horas antes de las elecciones generales de la institución académica.
De no mediar novedades políticas y/o judiciales, al 29 de octubre llegarán tres propuestas rectorales: Agrupación “Universitarios Unidos”, número 1, color celeste y blanco, con las candidaturas a rectora y vicerrector de Natacha Minué y Alejandro Álvarez, respectivamente; Agrupación “Movimiento por una Nueva UNLaR”, número 10, color naranja, con Natalia Álbarez Gómez y Luis Oviedo; y Agrupación “Gesto UNLaR”, número 11, color turquesa y fucsia, con Mercedes Cáceres y Miriam Azcurra.
Sea el resultado que sea, se dará un hecho inédito en la historia de esta universidad: una mujer alcanzará el más alto cargo de la entidad educativa. En sus 53 años como institución (casi 31 años como universidad nacional), el cargo de rector fue ocupado únicamente por hombres: Enrique Tello Roldán (21 años), Fabián Calderón (8) y Daniel Quiroga (3).
Una gestión con un fuerte desgaste
El próximo 19 de diciembre, la actual gestión rectoral cerrará un ciclo que dejará un balance cargado en la columna del debe, muy por encima del haber. El escuálido desempeño administrativo, la falta de conducción institucional y política, la permanente confrontación con su ‘segunda’ -‘Marita’ Corzo-, y el desfinanciamiento general del sistema universitario, fueron factores determinantes en el prematuro desgaste de la imagen de Quiroga; a tal punto que ni siquiera pudo intentar ir por su reelección, sabiendo de las escasas chances de contar con el acompañamiento electoral. El otrora director del Hospital de Clínicas -su nombre tomó notoriedad en plena pandemia de Covid- culmina una performance por debajo de las expectativas de propios y extraños y sin la relevancia suficiente como para salir a bendecir o acompañar alguna de las mociones electivas vigentes.
La limitada experiencia y lectura política de Quiroga lo llevó a acordar el ‘asesoramiento’ constante y cambiante de figuras externas e internas al mundo académico, desde su candidatura en 2021 hasta los últimos días de su mandato. El frecuente cambio de ‘edecanes’ se materializó en una línea de gestión con idas y vueltas permanentes, desde una endeble conducción.
La asunción de las nuevas autoridades será el 20 de diciembre de 2024, por un periodo que se extenderá por tres años.
De ‘Consenso’ a ‘Unidos’
El desmoronamiento político e institucional del espacio que llegó al gobierno universitario en 2021 -Consenso-, provocó el éxodo de muchos de sus referentes y adherentes hacia otros lugares de contención: preferentemente a “Universitarios Unidos”, otros tantos a “Gesto” y, en menor medida, a “Nueva UNLaR”. Claramente, la lista que referenciada con el ‘oficialismo’ rectoral es “UU”, donde convergen funcionarios y funcionarias de la presente administración académica, más el acompañamiento de ATUR (Asociación de Trabajadores Universitarios Riojanos), con Alicia Luna a la cabeza, y de una fracción del sindicato docente ARDU (Asociación Riojana de Docentes Universitarios) y de SIDIUNLaR (Sindicato de Docentes e Investigadores de la UNLaR), con algunas de sus referentes en la lista. El gremio nodocente siempre jugó fuerte en cada contienda electoral, desde ‘La Toma’ (2013), y en la ‘cotidianidad’ de la casa de estudios, hasta hoy; aunque, en el actual proceso, no muestra la solidez de otras oportunidades y su gravitación en hechos de relevancia se fue desdibujando, como el caso de la marcha federal universitaria donde su capacidad de movilización y de representatividad fue notablemente menor a manifestaciones anteriores.
La Lista 1 lleva como candidata a rectora a la actual decana del Departamento Académico de Ciencias de la Salud (trascendente por su caudal electoral), Natacha Minué. Fue elegida en ese cargo en los comicios de 2021, representando a ‘Consenso’.
Llegará a las urnas acompañada por Alejandro Álvarez, quien incursionará en su cuarta presentación electoral consecutiva (las tres oportunidades anteriores se propuso como postulante a rector por el Frente ‘Para Todos UNLaR’). En esta última etapa institucional, fue subsecretario de Relaciones Internacionales de la gestión de Quiroga.
La propuesta celeste y blanca también pone a consideración de los decanatos al presente secretario de Asuntos Nodocentes, Nicolás Brizuela, en el Departamento de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas; a Ana Verónica González en el Departamento de Ciencias Humanas y de la Educación; a Margarita Azucena Moreno en el Departamento Ciencias de la Salud; y a Patricia Córdoba en el Departamento de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. No contará con postulación en el decanato del Departamento de Ciencias a la Producción, al Ambiente y al Urbanismo.
Asimismo, en las sedes regionales del interior provincial, Gladys Muñoz irá por su reelección en Catuna; y Mirta del Valle Negrete buscará conducir la unidad académica de Chamical. Este espacio no se presentará en los decanatos de Villa Unión, Chepes ni Aimogasta.
El que pega primero…
La Agrupación “Movimiento por una Nueva UNLaR”, número 10, color naranja, fue el primer espacio en abrir el año electoral. Ni bien asomaba el calendario académico 2024, la secretaria de Gestión Estratégica del Gabinete provincial, Natalia Álbarez Gómez, ya se mostraba como aspirante al rectorado de la UNLaR, lo que poco tiempo después se consolidó con el anuncio de su compañero de fórmula, el actual decano del Departamento de ‘Aplicadas’ y referente del Frente de Integración Regional (FIR), Luis “El Zurdo” Oviedo.
Aquí, algunos de las variables que llevaron a este espacio a posicionarse como un claro demandante a ocupar los principales cargos académicos: su lanzamiento prematuro traccionó una constante adhesión de referentes de los sectores que lo componen (FACU+ y FIR) y de algunas figuras que incursionaron en Consenso. Este temprano trabajo confluyó en la concreción de un andamiaje que posibilitó la cobertura de todos los cargos electivos que se pondrán en juego a fines de este mes. “Nueva UNLaR” es la única agrupación que presenta postulantes en cada categoría (Rector/a-Vicerrector/a; decanos/as de los 5 departamentos académicos de Capital y de las 5 sedes regionales).
La Lista 10 se mueve con tips de la política tradicional (fuerte presencia en medios tradicionales y redes sociales; y un trabajo que se visibiliza dentro y fuera de la esfera universitaria). Entre los “naranja” se agruparon las y los trabajadores nodocentes que no pertenecen a ATUR y que, desde hace tiempo, cuestionan los modos y las formas de la conducción gremial.
En las candidaturas a los distintos decanatos, se encuentran: María Inés Peralta de la Fuente (Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas); Cecilia Feryala (Ciencias de la Salud); Miguel Molina (Ciencias Exactas, Físicas y Naturales) –busca su reelección-; Luis Alfredo Cabrera Villafañe (Ciencias Aplicadas a la Producción, al Ambiente y al Urbanismo); y Daniel Peralta (Ciencias Humanas y de la Educación).
En las sedes regionales, se presentan: Nélida Elizabeth De la Vega (Villa Unión), Nancy Lucero (Chepes) -irá por su reelección-), Stella Maris Quintero (Chamical) -también por su reelección-, Astrid Mercado (Catuna), y Luis Luna Mercado (Aimogasta) –fue anteriormente decano de esta unidad académica-.
La oposición más cercana
Por último, se presenta la Agrupación “Gesto UNLaR”, número 11, color turquesa y fucsia, con las actuales decanas Mercedes Cáceres (Humanas) y Miriam Azcurra (Sociales) para rectora y vice, respectivamente.
Aquí, convergen referentes de los espacios que disputaron los comicios anteriores, hasta la instancia de balotaje, lo que se materializa en la fórmula rectoral: Cáceres-FACU+ y Azcurra-Consenso.
La campaña de este sector se afirma en un discurso que apunta a la capacidad de gestión de los decanatos mencionados y, fuertemente, hacia dentro de los claustros universitarios, confiando, en particular, en el acompañamiento del estamento docente, el cual cuenta con mayor representatividad en el Consejo Superior.
Su debilidad puede encontrarse en la falta de conformación de candidaturas y la, consecuente, pérdida de referencia en departamentos clave por su fuerza electoral.
Además de los cargos rectorales, la Lista 11 presenta candidaturas de Lorena Leguizamón (Departamento de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas), Cynthia Fernández (Departamento de Ciencias Humanas y de la Educación), y Fernando Francisco Brizuela (Departamento de Ciencias Aplicadas a la Producción, al Ambiente y al Urbanismo). De igual modo, en las sedes regionales sólo presenta a Luis Brac (Villa Unión), quien va por su reelección. No cuenta con postulantes en los departamentos de académicos de Salud y de Exactas; como tampoco lo hace en las unidades académicas de Chepes, Chamical, Aimogasta y Catuna.
Política, partidismo e institucionalidad
En estos tiempos de profundos cuestionamientos (entendibles en muchos casos) a todo lo que orbita alrededor de la política, la comunidad universitaria se convulsiona por lo que, en realidad, es confundido con “partidismo”.
Este fenómeno característico de la actualidad argentina, se envalentona entre la familia académica, la cual mantiene su tradicional espíritu endogámico. Esto se pone en discusión con el significativo (aún hoy) proceso de vinculación con la comunidad en general, iniciado en “La Toma” de octubre de 2013, tras el extenso periodo autocrático de Tello Roldán. Estos 11 años posibilitaron que la Casa de Altos Estudios abriera su debate interno, lo que promovió el surgimiento de múltiples espacios y figuras representativas que promovieron, debatieron y acordaron miradas hacia dentro y hacia fuera del ámbito educativo.
Este periplo, cargado de ‘política’, fortaleció un ejercicio democrático que hoy llega a su cuarta elección consecutiva, con la habitual presentación de diversas propuestas ‘políticas’.
Asimismo, la apertura a la discusión política y la participación electoral, impulsó el interés de nuevos actores, internos y externos a la entidad. Esta condición siempre existió -en mayor o en menor grado-, aunque hoy se visibiliza con más claridad. En el presente proceso electoral, la interna del gobierno provincial (de cara a la sucesión de Ricardo Quintela, post 2027) se vive en las tres fórmulas rectorales; en algunos casos hasta con acercamientos a otros sectores partidarios del ámbito político provincial y nacional, como el diálogo existente entre el oficialismo rectoral y el menemismo.
Donde, aparentemente, se vislumbra el distanciamiento de parte de los universitarios a los operadores partidarios es en el descenso de la participación docente en las respectivas listas por estamento, quedando algunas de ellas sin completar.
Aun con los crecientes conflictos presupuestarios, edilicios y académicos que atraviesa esta Universidad, hay un mecanismo de continuidad institucional que se sostiene y que –particularmente, en esta oportunidad-, muestra otro de los caracteres del mundo universitario, como es el pensamiento de vanguardia: una mujer tomará el desafío de corregir el curso de una institución emblemática de la provincia, en el marco de un permanente deterioro del sistema universitario en general.