Se cumplen 189 años del asesinato de Facundo Quiroga ¿Qué se sabe de su tumba?

maximiliano herrera
Maximiliano Herrera
Periodista

El general Juan Facundo Quiroga, nacido el 27 de noviembre de 1788 en La Rioja, fue un caudillo partidario de un gobierno federal para el país. «El Tigre de los llanos»  fue emboscado por una partida de milicianos al mando del capitán Santos Pérez el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco (Córdoba) y tras recibir un disparo en su rostro, muere a sus 46 años. Su tumba se encuentra hoy en la entrada del Cementerio de Recoleta de Buenos Aires, al lado de la tumba del ex presidente Marcelo Torcuato de Alvear.

 

El Informe sobre el estudio de la bóveda de Facundo Quiroga en la Recoleta realizado en el año 2004 por Patricia Frazzi y Daniel Schávelzon y publicado en «Metodologías Científicas aplicadas al Estudio de los Bienes Culturales» concluyó que «Aunque todos los datos y evidencias materiales llevan a la conclusión que el féretro encontrado pertenece a Quiroga se necesitan pruebas científicas para afirmar que los restos pertenecen fehacientemente a él. Estos estudios fueron sugeridos a la familia De Marchi, pero se respeta la decisión de sus descendientes de no tocar el ataúd.»

La influencia de Facundo

A principios del siglo XIX Argentina se estaba instalando las bases de un Estado Nación y La Rioja era un territorio disputado por dos familias terratenientes, los Dávila y los Ocampo. En un principio, Quiroga apoyó a los segundos, pero éstos fueron derrotados tras la invasión de los “auxiliares de los Andes” que llegaron desde San Juan.

Quiroga se retiró a los llanos para regresar y enfrentar al coronel Francisco Aldao en la Batalla de La Rioja, donde resultó vencedor.

Llegó a la Gobernación luego de una disputa con las huestes de la familia Dávila, quienes lo habían traicionado. Las tropas se enfrentaron en la Batalla de El Puesto. Sus comandantes se batieron a duelo a la vista de sus soldados. Quiroga mató a lanzazos a Dávila y luego derrotó a sus hombres.

Se convirtió así en gobernador provisional. Renunció meses después, pero fue el líder indiscutido de los riojanos.

Su muerte

En 1834 estalló una guerra entre Salta y Tucumán por la autonomía de la provincia de Jujuy. El gobernador de Buenos Aires, Miguel Vicente Maza, envió a Quiroga para mediar en el conflicto. Se dirigió hacia esas provincias pese a que lo habían advertido de que querían matarlo.

A medio camino supo que la guerra había finalizado. Al regresar, el 16 de febrero de 1835, en un solitario pasaje en Barranca Yaco (Córdoba), fue emboscado por milicias de esa provincia. Quiroga, al asomarse del carruaje exclamó: “¡Quién manda esta partida!”. Y recibió un disparo que le entró por el ojo y le produjo la muerte. Su cuerpo fue luego tajeado y lanceado. 

Su fallecimiento, a la larga, beneficiaría a Juan Manuel de Rosas, y así lo relató noventa años más tarde el escritor Jorge Luis Borges en su poema “El general Quiroga va en coche al muere” que versa:

«Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco
sables a filo y punta merodearon sobre él;
muerte de mala muerte se lo llevó al riojano
y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.
Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,
se presentó al infierno que Dios le había marcado,
y a sus órdenos iban, rotas y desangradas,
las ánimas en pena de hombres y de caballos.»