No son chicas que juegan al fútbol, son futbolistas

maximiliano herrera

Maximiliano Herrera

Periodista
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Maximiliano Herrera

Periodista
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El 8M encarna el espíritu de lucha por la igualdad de derechos en todos los ámbitos laborales. Pareciera ser que dicha igualdad depende de la regulación legislativa; mientras tanto, la histórica “brecha salarial” también está presente y ataca al deporte que más practican las mujeres en todo el mundo, el fútbol.

El día de la futbolista argentina se celebra el 21 de agosto de cada año en conmemoración a los 4 goles que hizo Elba Selva, zurda como “el Diez”, a Inglaterra en el mundial de 1971.

En ese año, un grupo de 17 futbolistas argentinas viajó a México para disputar un Mundial organizado por una empresa privada.  Si bien, ese mundial no fue reconocido por la FIFA- recién en 1991 la institución organizaría un mundial femenino-, marcó un antes y un después para la selección nacional.

Recién en el año 2019, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) firmaron un acuerdo para profesionalizar el fútbol femenino en el país, dando lugar a algunos beneficios para las jugadoras y obligaciones para los clubes.

La lucha fue encabezada por la jugadora Macarena Sánchez, quien en su momento jugaba en UAI Urquiza y logró que se regularizara su situación laboral luego de que el club la desvinculara del plantel.

Pero, ¿que implicó esta medida tomada por AFA en 2019?

Si bien hay un optimismo donde se mezclan las ideas de “peor es nada” con la de “luchar por los espacios” donde ésta medida tomada por AFA resulta insuficiente, a decir verdad, remienda muy poco las necesidades actuales del fútbol femenino.

Esta situación no sólo se visibiliza en el salario, sino que también se puede experimentar en la divulgación, sponsoreo y espacio de participación.

En la mayoría de los deportes “profesionales” que se practican en nuestro país es sustancialmente inferior el sueldo promedio de una deportista mujer en comparación con el de su par del género opuesto.

El 55% de las mujeres futbolistas de primera división son profesionales, pero sus sueldos no llegan ni al 2% de lo que ganan los varones, lo cual, deja ver la desigualdad salarial que hay en el fútbol.

Una desigualdad que es histórica y que persiste y obliga a las jugadoras a practicar el fútbol de una manera precaria, invisibilizada, poco valorada.

La mayoría de las jugadoras no viven del fútbol, y los clubes del interior, por motivos económicos y falta de inversión, no lograrían, en el estado actual, cubrir un salario por jugadora.

Es decir, por fuera de los grandes clubes de primera de Buenos Aires, no existen clubes que puedan pagar un salario que se equipare con el de un jugador masculino profesional de primera.

La pregunta sería, ¿por qué es amateur y qué es lo que haría que fuese profesional?

Los datos nos dicen que el fútbol es el deporte en equipo más practicado por las mujeres en todo el mundo. Entonces, ¿con quién hay que hablar?

Fanny Brizuela, coordinadora de la Liga Riojana de Fútbol Femenino, en diálogo con El Péndulo, nos decía que “generalmente, el fútbol en el interior del país, es amateur. Solo clubes de AFA son profesionales. En varones tienen algunos sueldos y en cuanto al femenino no hay chicas que tengan contratos o salarios, por el momento, solo se contemplan algunos gastos que conlleva la mantención de un plantel (algunos, no todos) como el refrigerio, gastos de pasajes, etc., pero no hay jugadoras a las que se les paguen un salario”.

Lo cierto es que la mayoría de los clubes del interior han encontrado un sistema para poder sobrevivir y participar de los torneos. Es una especie de cooperativa dónde las jugadoras, que muchas son del interior, se pagan sus pasajes para poder ir a jugar y, además, deben aportar, en el caso de un equipo de La Rioja, $100 cada una para abonarle al árbitro de ese encuentro.

La problemática:

El fútbol en los últimos 50 años se ha espectacularizado, a tal punto de convertirse en sostén de grandes conglomerados de publicidad, donde sponsors y marcas invierten miles de millones de dólares, y no sólo eso, también funciona para lavar caras de gobiernos y dictadores. Sin embargo, el fútbol sigue teniendo un rol y un impacto social positivo, y es para muchos y muchas, una contención, un cable a tierra, una pasión.

Pero el deporte del pueblo, lamentablemente, se volvió una mercancía absoluta y eso pareciera ser gran parte de la problemática. Hay que vender.

En los últimos años de este fútbol espectacular, pareciera que los jugadores venden su alma al diablo, más que su alma, su cuerpo y sus músculos. Pasan entre 25 y 30 años promedio practicando el deporte, firman un contrato multimillonario y se dedican “solo al futbol”; por lo que muy pocas veces sabemos qué es lo que piensa un jugador, pero mientras meta goles y garra, está perfecto.

Para las futbolistas que quieren pertenecer a estas experiencias, las exigencias son muy grandes, tienen que demostrar que el fútbol vende, tienen que demostrar que son las mejores, llorar para después reír, remarla a mas no poder.

Belén Morelli, presidenta de la Liga de Fútbol Femenino de Salta, en diálogo con El Péndulo, nos comenta que, según ella, la problemática recae, en parte, en la dirigencia o directivos y por otro lado en la preparación, nos decía “el fútbol necesita más apoyo, si hoy en día las chicas logran concretar sueños y deseos, es porque las entrenadoras trabajamos en base a proyectos, todo a pulmón, si se logran cosas es por el trabajo de cada una, familia y entrenadora. Entonces apuntamos a la dirigencia, yo creo que el fútbol femenino tiene potencial, hay que invertir, esto es como un negocio, tan solo si ellos supieran ver el lado positivo de esto los resultados serían otros.”

Y además agregó: “Las jugadoras tienen que cambiar la mentalidad también y los clubes deberían abrir escuelitas, falta más apoyo e inversión por ende las jugadoras nunca van a llegar a ser profesionales, cobrar un sueldo y tener sponsors. Yo calculo que eso sería una problemática, también hay jugadoras que lo practican como hobbie y otras que se proyectan en lo profesional. Me gustaría que haya más técnicas mujeres, para mí eso es fundamental, la capacitación. Yo, por ejemplo, una vez que tomé esa iniciativa y me aboqué a estudiar y ser técnica vi una diferencia en mi equipo.”

Prejuicio:

El prejuicio de que “el fútbol femenino no le interesa a nadie” quedó expuesto el día en que las “Gladiadoras” (Boca Juniors) llenaron la Bombonera en una final histórica, y para sumar a esto y no dejarlo como un hecho aislado, a la semana siguiente las “Piratas” del Club Atlético Belgrano de Córdoba que peleaban el ascenso, convocaron a 30 mil espectadores, un número nunca antes visto.

¿Por qué se supone que el fútbol masculino despierta pasiones y el femenino no? ¿acaso el fútbol SOLO se convirtió en una máquina de facturar?

Silvia Contreras, Coordinadora de La Liga de Tucumán, comentaba a El Péndulo, que viven “La problemática de no tener el espacio que merecemos, en cuanto a poder cada equipo elegir el día y hora de los partidos. Porque todavía no nos ven como que nosotras damos ganancia. Pero estamos en el camino correcto de seguir luchando para tener el espacio que merecemos. Nos cuesta todo desde el traslado, pagar cancha, arancel de los árbitros, etc. Deseo que los clubes confíen en el femenino que vamos a llenar las canchas y van a tener ingresos.

Y con respecto a la profesionalización agregó: “Y para profesionalizarlo es que las jugadoras de primera división tengan su sueldo para que puedan tener libertad y tiempo para entrenar y prepararse para dar lo mejor como debería ser porque ahora tienen que trabajar para poder hacer lo que aman y a veces no les da el tiempo o andan a las corridas. Con un salario que puedan solventarse van a dejar todo y hacer crecer más está disciplina mo es con el masculino que desde temprana edad ya tienen una contención.”

¿Es posible pensar en un salario?

La lógica indica que, ante el mismo trabajo, dos personas deberán percibir el mismo salario. Pero al parecer, según su género, esta situación no se da.

Josy Reyes, tiene 15 años y es jugadora de Unión de la Liga Riojana de Futbol. Su sueño es “algún día poder jugar en primera”, y para eso entrena todos los días, algunos en su casa y otros en la cancha con el equipo. Ella nos cuenta que ninguna chica cobra nada, sino que, todo lo contrario, deben afrontar entre todos los pequeños gastos del equipo y de los partidos, como pasajes, árbitro, camisetas, etc.

En Argentina existen leyes que intentan subsanar este daño histórico denominado “brecha salarial”: una diferencia, que es bastante sustancial, y que se perpetúa entre el salario o sueldo de una mujer respecto al mismo trabajo de un varón en cualquier ámbito.

Estas leyes y medidas como el “Cupo Laboral”; el “Ministerio de la Mujer”; la “Ley Micaela”; “Ley del deporte”, y otras que aún se están tratando, como la ley de equidad de género, dejan en claro la necesidad de una “democracia paritaria” dentro del ámbito laboral para las mujeres y personas de identidad femenina.

Para poder palear esta problemática, quizás sea necesario pensar en una regulación legal, en ese sentido, actualmente solo hay un proyecto de Ley para la paridad salarial presentado por la Diputada riojana Hilda “Beba” Aguirre.

Este proyecto, que ya está presentado, busca “generar acciones concretas para la igualdad de género en términos salariales en el ámbito del futbol en la República Argentina. El objetivo es crear estímulos, fomentar y visibilizar la práctica del fútbol femenino, garantizando la igualdad de derechos deportivos entre hombres y mujeres que requiere apoyo en materia de infraestructura, espacios adecuados, materiales deportivos y profesionales calificados…

“Sería genial que se les pague a todas como tiene que ser”, reclama Fanny Brizuela. “Se viene viendo el crecimiento”, rescata Belén Morelli. “Que los clubes confíen en el femenino que vamos a llenar las canchas y van a tener ingresos”, manifiesta Silvia Contreras.