El domingo 22 de enero, cerca de las 19 horas, los familiares y amigos del poeta y compositor riojano Ariel Ferraro, seudónimo de José Humberto Pereyra; y de su esposa Alba Rosa «Nena» Lanzillotto, quien fuera integrante de las «Abuelas de Plaza de Mayo», llevarán a cabo un homenaje y esparcirán sus cenizas en la casa donde ambos residieron, ubicada en calle 25 de Mayo N° 297 de la ciudad Capital.
“Mi padre, poeta riojano y referente cultural, falleció en noviembre de 1985, un año después de nuestro regreso a la Argentina luego del exilio que transitamos en España. Sus restos descansaron en el cementerio municipal de la Capital riojana y hace poco tiempo decidimos cremarlos para cumplir su voluntad de que sus cenizas fueran esparcidas en suelo riojano, un deseo que incluso dejó plasmado en un poema. Por su parte mi madre falleció en junio del año pasado, a los 94 años. Ella fue docente, militante activa de los derechos humanos y secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo durante muchos años. A su cuerpo lo cremamos y ahora juntaremos las cenizas de ambos”, relató Ariel Pereyra, uno de los hijos del reconocido matrimonio, a diario El Independiente.
“Simbólicamente mis padres se reunirán nuevamente y por ese motivo nos juntaremos este domingo 22 de enero en la casa donde vivimos antes de partir hacia el exilio, ubicada en calle 25 de Mayo 297, lugar que también sirvió como escritorio de mi padre. Familiares y amigos estamos invitando a todos aquellos que quieran acompañarnos en la jornada. Estarán presentes mi hermana Alba Rosa y algunos artistas locales para celebrar sus vidas y recordarlos. Luego se depositará parte de sus cenizas en las plantas del jardín de la vivienda, la cual queremos recuperar para que tenga un sentido familiar”, explicó.
En la oportunidad Ariel, quien reside actualmente con su familia en Buenos Aires, precisó: “Yo pronto vendré a vivir a La Rioja y me llevaré algunas de esas plantas a mi nueva casa. El resto de las cenizas de mi padre serán esparcidas en diferentes sitios de Famatina”.
Además aclaró que “algunas cenizas de mi madre han sido ya esparcidas en el Río de la Plata y en la ‘Iglesia de la Santa Cruz’, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, donde se reunían las familias de los desaparecidos durante el terrorismo de Estado”.
Dejando huellas
“Si bien con mi hermana no nos dedicamos al arte, sí queremos difundir el legado de mi padre. Él fue un hacedor cultural, docente, periodista, dramaturgo y crítico de arte, integrante del ‘Grupo Calíbar’ por los años 50 y 60. Nosotros pudimos reunir toda su obra poética en el 2019 como parte de la colección ‘Ciudad de los Naranjos’ de la Biblioteca ‘Mariano Moreno’. También reunimos más de 30 de sus canciones en dos discos titulados ‘El Canto del Poeta’ I y II. Con mi madre, docente de Castellano y Literatura, se conocieron acá en La Rioja, provincia donde habían nacido, se casaron y formaron una familia. Mientras estudiábamos en la secundaria tuvimos que irnos al exilio, primero a Montevideo y luego a Madrid”, precisó Ariel durante la amena charla con Medios El Independiente.
En España Ariel (padre) y Nena participaron en actividades solidarias vinculadas a los exiliados argentinos y latinoamericanos y en iniciativas culturales. “En 1984 regresamos a Argentina. Mi madre había sido reincorporada como docente en el Colegio Nacional de La Rioja pero mi padre quiso quedarse en Buenos Aires, por lo que toda la familia se trasladó a esa provincia. Allí residimos actualmente con mi hermana y con nuestras familias”, precisó el entrevistado.
Y agregó: “Mi padre falleció en 1985, a los 60 años, a causa de un derrame cerebral. Mis dos hijos y mis tres sobrinos no llegaron a conocerlo físicamente pero sí lo conocen a través de su obra artística. A mi madre sí la pudieron disfrutar durante mucho tiempo”.
Víctimas de la dictadura
La historia de Ariel Ferraro y de Nena Lanzillotto, como la de otras 30 mil personas, puso de manifiesto el desprecio por la vida y por los derechos humanos por parte de los terroristas de Estado, de sus cómplices y colaboradores.
“Tanto mi madre como mi padre fueron víctimas de la dictadura. Mi padre fue perseguido, mi madre resultó detenida el 24 de marzo de 1976 y luego liberada. Ante una segunda amenaza decidió escapar. Mis tías, las mellizas Ana María y María Cristina, junto a sus esposos fueron secuestrados y desaparecidos. Hace unos años atrás, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, se identificaron los restos de María Cristina en una tumba NN del cementerio de Avellaneda. Sus hijos habían sido rescatados y se criaron con sus abuelos en La Banda, Santiago del Estero. En tanto que, los cuerpos de Ana María y de su esposo, Domingo Menna, no han aparecido aún pero sí tuvimos la suerte de encontrar a su hijo, mi primo Maximiliano, el ‘Nieto 121’”, manifestó Ariel con la emoción a flor de piel.
“Simbólicamente mis padres se reunirán nuevamente y por ese motivo nos juntaremos este domingo 22 de enero en la casa donde vivimos antes de partir hacia el exilio, ubicada en calle 25 de Mayo 297, lugar que también sirvió como escritorio de mi padre. Familiares y amigos estamos invitando a todos aquellos que quieran acompañarnos en la jornada. Estarán presentes mi hermana Alba Rosa y algunos artistas locales para celebrar sus vidas y recordarlos. Luego se depositará parte de sus cenizas en las plantas del jardín de la vivienda, la cual queremos recuperar para que tenga un sentido familiar”, explicó.
En la oportunidad Ariel, quien reside actualmente con su familia en Buenos Aires, precisó: “Yo pronto vendré a vivir a La Rioja y me llevaré algunas de esas plantas a mi nueva casa. El resto de las cenizas de mi padre serán esparcidas en diferentes sitios de Famatina”.
Además aclaró que “algunas cenizas de mi madre han sido ya esparcidas en el Río de la Plata y en la ‘Iglesia de la Santa Cruz’, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, donde se reunían las familias de los desaparecidos durante el terrorismo de Estado”.
Dejando huellas
“Si bien con mi hermana no nos dedicamos al arte, sí queremos difundir el legado de mi padre. Él fue un hacedor cultural, docente, periodista, dramaturgo y crítico de arte, integrante del ‘Grupo Calíbar’ por los años 50 y 60. Nosotros pudimos reunir toda su obra poética en el 2019 como parte de la colección ‘Ciudad de los Naranjos’ de la Biblioteca ‘Mariano Moreno’. También reunimos más de 30 de sus canciones en dos discos titulados ‘El Canto del Poeta’ I y II. Con mi madre, docente de Castellano y Literatura, se conocieron acá en La Rioja, provincia donde habían nacido, se casaron y formaron una familia. Mientras estudiábamos en la secundaria tuvimos que irnos al exilio, primero a Montevideo y luego a Madrid”, precisó Ariel durante la amena charla con Medios El Independiente.
En España Ariel (padre) y Nena participaron en actividades solidarias vinculadas a los exiliados argentinos y latinoamericanos y en iniciativas culturales. “En 1984 regresamos a Argentina. Mi madre había sido reincorporada como docente en el Colegio Nacional de La Rioja pero mi padre quiso quedarse en Buenos Aires, por lo que toda la familia se trasladó a esa provincia. Allí residimos actualmente con mi hermana y con nuestras familias”, precisó el entrevistado.
Y agregó: “Mi padre falleció en 1985, a los 60 años, a causa de un derrame cerebral. Mis dos hijos y mis tres sobrinos no llegaron a conocerlo físicamente pero sí lo conocen a través de su obra artística. A mi madre sí la pudieron disfrutar durante mucho tiempo”.
Fuente: El Independiente