El próximo domingo se eligen diputados y diputadas provinciales y nacionales, al menos, en La Rioja. Otras provincias votarán, además, senadores y senadoras. Como suele suceder en las elecciones llamadas de medio término, una denominación que, per se, le baja el precio al conglomerado electoral legislativo, lo que en verdad se pone en juego es el capital político real de gobernantes y opositores. Es el momento en el que los ciudadanos manifiestan a mitad del río, lo que piensan, no ya sobre el próximo entramado de mayorías y minorías parlamentarias, sino sobre su realidad, fundamentalmente económica, y sobre cómo gestiona el poder de turno el destino individual y social de las personas.
Pero hagamos foco en nuestro terruño, donde, en estas últimas semanas, el radicalismo macrista intentó subir al ring al gobierno de Quintela con el fin de recuperar terreno tras la derrota local.
Las PASO fueron, como siempre, una encuesta formal y vinculante de los humores populares, humores que cobrarán fuerza concreta el 14 de noviembre cuando se consagre el nuevo ajedrez parlamentario en el que La Rioja deberá renovar dos de sus cinco bancas nacionales y pondrá en juego 18 diputaciones provinciales.
Una vez más aparece un escenario agrietado entre el peronismo gobernante de la provincia y el radicalismo macrista opositor que tiene a su cargo el municipio más preciado. Entre ambos se distribuyeron más del 70% de los votos. Pero, al parecer, en la interna abierta del 12 de septiembre, el 52,42% de la población estuvo de acuerdo con los dos años pandémicos del quintelismo. Ni los errores no forzados del gobierno nacional, ni los problemas económicos del país influyeron en el electorado riojano a lo hora de votar. Excepto que creamos en el siempre recurrente y desgastado relato opositor descalificando a los votantes por entregar su voto a cambio de algún indigno salvataje financiero coyuntural, otrora, llamado bolsón. Imaginen a más de 150 mil riojanos eligiendo a un candidato a cambio de una dádiva, algo que, paradójicamente sólo piensan los “republicanos”.
«el 52,42% de la población estuvo de acuerdo con los dos años pandémicos del quintelismo».
Sin embargo, según los resultados, a esa gran mayoría, en realidad, le habría apetecido ese fino equilibrio que tuvo que transitar la gestión del más progresista de los peronistas tradicionales que tuvo que gobernar contorneándose entre la pandemia y las urgencias económicas de los ciudadanos. En medio de los tropezones que provocaban los empujones sanitarios, aparecían anuncios que, alejados del cronograma electoral, cobraban solidez de gestión. Así fue como nació las Asistencia Solidaria Riojana, iniciativa que luego aplicó el gobierno nacional llamándola Ingreso Familiar de Emergencia, mientras que, a la par, jóvenes con pechera colorada, acusados por un operador mediático cordobés de ser “huevos de la serpiente autoritaria Castro-Chavista”, formaban un ejército asistencial de contención para con los temerosos y vulnerables ciudadanos, llevándoles comida a sus casas y sanitizando con alcohol las manos de quienes acudían a cobrar su sueldo, cuando sólo estaba permitido ir a un cajero, a la farmacia o al supermercado.
Mientras tanto se lanzaba un plan habitacional y estructural tomando como emblema al siempre ninguneado obispo Angelelli conteniendo a familias enteras que fueron a parar a asentamientos orilleros entre tarimas y plásticos negros, expulsados de toda posibilidad económica y cultural, situación sobre la que también deberían dar explicaciones algunos dirigentes de cierto peronismo riojano.
«A esa gran mayoría, en realidad, le habría apetecido ese fino equilibrio que tuvo que transitar la gestión del más progresista de los peronistas tradicionales».
El nombre visible de ésa gestión gubernamental en estas elecciones es Gabriela Pedrali que, después de ser funcionaria en espacios públicos relacionados, principalmente, a la cultura, exceptuando éste último con un giro a lo social –ocupa el cargo de ministra de Desarrollo Social- donde la asistencia alimentaria fue esencial, sale a la cancha con la referencia de aquellas gestiones que le dejaron a la provincia un “Septiembre Joven”, una “Feria del Libro, un “Nuevo Teatro Provincial”, pero también, con el trabajo de atender caso por caso y en plena emergencia sanitaria, las demandas sociales más profundas. Una mujer con personalidad a la que pocos le pueden achacar no ponerle el cuerpo y el esfuerzo personal a cada desafío que asume y que, además, cuenta con robustez política debido a su trayectoria y al lugar medular que hoy ocupa.
Del otro lado, con el 23,23%, en las PASO están quienes hoy ostentan la oposición riojana pero con la potestad de gobernar el municipio más importante de la provincia. La gestión que se somete a la zaranda popular está a cargo de Inés Brizuela Y Doria que, pese a gobernar la ciudad, influye a nivel provincial. El nombre visible y candidato a legislador nacional por ése espacio es Juan Amado. De la primera, más allá de toda estridencia, ha de ponderarse su temperamento, algo que comparte son su hermano Ramón, de quien se dice es, también, el estratega ideológico y político más importante de la desmesura proselitista de la alcaldesa. Fue ese temperamento el que la posicionó por encima de su compadre político, Julio Martínez, quien terminó rifando su capital electoral obtenido en la lucha anti minera de La Rioja, cuando el radicalismo estampó su alianza con el macrismo y no tuvo más opción que travestirse a pro minero y ser parte, como ministro de Defensa, del primer gobierno democrático en no lograr una reelección debido a la catastrófica gestión evidenciada en cifras y datos no opinables.
«La gestión que se somete a la zaranda popular está a cargo de Inés Brizuela Y Doria que, pese a gobernar la ciudad, influye a nivel provincial».
Asumiendo la obviedad de que cuando a la capital riojana la gobierna un opositor al gobierno provincial siempre hay tensiones en relación a los recursos, la gestión de Brizuela Y Doria es, a todas luces, defectuosa. Hay ausencia casi total de obra pública –la gente sigue recordando la obra de la avenida 1° de marzo, vedette de la gestión de Paredes Urquiza, como uno de sus últimos amores-, los servicios públicos son endebles y la promesa revolucionaria de la alegría, una mueca del pasado. Tal vez haya sido por eso que su caudal electoral se vio disminuido, al menos en las PASO. Según ella por culpa de Quintela, con quien, antes de ingresar al calendario electoral, mantenía una relación armoniosa. Pero, como casi siempre termina gritando el que pierde, todo explotó con el nombramiento masivo de los PEM (Programas de Emergencia Municipal), hecho cuestionable desde donde se lo mire, haya sido adoptado por un radical, un peronista o un liberal. No hay ningún argumento sólido en el que se pueda sostener la idea de nombrar a mil personas en medio de un proceso electoral sometiéndolos al riesgo de no poder cobrar su salario con el único fin de fabricar una batalla con el mejor posicionado. Sin embargo, a fuerza de pauta macrista, en algunos medios nacionalizaron el hecho, sin que hubiera cuestionamiento alguno a lo verdaderamente cuestionable -si hasta la jueza María Servini de Cubría, en una actitud rayana a lo ridículo, le bochó al Ministerio de Cultura de la Nación un aporte económico para los artistas por considerar que la medida violaba la veda-, y terminaron instalando un cruce y una polémica a la que Quintela nunca se subió.
«No hay ningún argumento sólido en el que se pueda sostener la idea de nombrar a mil personas en medio de un proceso electoral».
Lo único indiscutible en este párrafo, es que los trabajadores de emergencia, en algún momento, deberán abandonar esa precariedad, pasando a planta permanente o con oportunidades laborales concretas en el sector privado, pero no como una estrategia electoral para conseguir votos y mojarle la oreja al contrincante, algo que la misma derecha conservadora siempre le cuestionó al peronismo. Cómo será de populista la medida, si hasta el candidato a diputado provincial, Felipe Alvarez, hoy encolumnado en el proyecto “Larreta presidente” y con serias intenciones de pelear la gobernación en un futuro mediano, cuestionó a la intendenta.
De Juan Amado, sólo puedo advertir que viene a sostener la tradición timorata de un radicalismo riojano del que nadie sabe lo que realmente piensa y tampoco cuáles son sus ideales detrás de la retórica del “honestismo” y de los buenos modales. Un referente que se muestra en fotos con los dirigentes del macrismo nacional y que reivindica las políticas aplicadas por la gestión de Cambiemos liderada por Mauricio Macri, políticas que, increíblemente, se mantienen vigentes a través de referentes como Larreta y Vidal y cuya única explicación para lograr entender su supervivencia es el blindaje mediático del que gozan –y gozaron mientras gobernaron el país-, quienes hoy proponen eliminar las indemnizaciones por despidos, por ejemplo, justificando, además, a quien tomó la deuda más grande de la que se tenga memoria en nuestro país condenando a la sociedad argentina a pagar por cien años los 45 mil millones de dólares que fueron a parar a los bancos que amenazaban con irse.
«Políticas que, increíblemente, se mantienen vigentes a través de referentes como Larreta y Vidal y cuya única explicación para lograr entender su supervivencia es el blindaje mediático del que gozan».
Bien a los costados, y para rellenar el protocolo electoral, de un lado aparece una izquierda que, pese al recambio generacional, no logra hacer pie en la provincia como para ingresar en la discusión de los asuntos importantes, mientras que en la orilla visceral de la derecha se ubican los pocos libertarios de Milei que, pese a que su referente seduce a los desencantados de la polaridad llegando a los 16 puntos en las siempre ultrajadas encuestas, en la provincia no superarían el 5%.
Otra vez la cosa se define entre quienes piensan en el mérito personal como único motor para lograr los objetivos y los que creen que la salida es colectiva. Entre los que creen que el Estado no debe inmiscuirse en la regulación del mercado y los que creen en un Estado presente. Entre los que reivindican las políticas del macrismo y los que siguen bancando al peronismo.
Sin embargo, pareciera ser que la suerte está echada.