Tras imponerse en la elección interna del radicalismo frente a los sectores más afines a Milei y Bullrich, la ex intendenta riojana y ahora vicepresidente de la UCR acompañará a Martín Lousteau como presidente, para desde ese sector promover una mirada crítica del gobierno de La Libertad Avanza.
La UCR tiene nuevo presidente para encarar la era Milei: Martín Lousteau será el encargado de conducir al partido centenario por los próximos dos años. El sucesor de Gerardo Morales logró vencer al gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, en una batalla interna por el tipo de rol que adoptará el radicalismo frente al ajuste que encabeza la gestión de Javier Milei. Valdés era respaldado por el ex Grupo Malbec, que había defendido la candidatura presidencial de Patricia Bullrich, así como una gran parte de los gobernadores radicales que reclaman sostener la fachada de Juntos por el Cambio para ACAMPAÑA ganar poder de negociación. Lousteau, en cambio, representaba, junto a su aliado Morales, una postura más crítica al libertario y contaba con el apoyo de las dos terceras partes del partido. El final estaba casi anunciado y, tras un breve tira y afloje por el resto de los cargos, Lousteau terminó siendo proclamado por unanimidad.
El flamante presidente de la UCR aseguró que el ajuste anunciado tiene «un sesgo muy déficit centrado» y resaltó que «no logra ser un plan de estabilización». Las negociaciones que llevaron al líder de Evolución a presidir el Comité Nacional de la UCR.
«La UCR no cogobierna. Los radicales renovados tenemos que ejercer una oposición responsable y constructiva, promoviendo una férrea defensa de nuestras históricas banderas de defensa de la república y la democracia», sostuvo el comité, finalizada la votación, a través de un comunicado. Había sido negociado, junto al tono de las declaraciones posteriores de Lousteau, con el propio Valdés. El mensaje buscaba marcar distancia de la postura de alineamiento automático adoptada por el PRO, pero sin ahuyentar del todo al oficialismo libertario. Los cinco gobernadores radicales saben que deberán negociar habitualmente para la transferencia de recursos.
Negociaciones y unidad (relativa)
La fumata blanca llegó a las 16, luego de horas de reuniones informales y bilaterales en las inmediaciones del histórico comité radical de la calle Alsina. Se habían reunido representantes de todas las provincias y las intendencias. El senador Lousteau era ya el favorito desde hace días: contaba con el apoyo de más del 70 por ciento de los afiliados, entre los que se encontraba toda la estructura de Morales y la del espacio que lidera Lousteau, Evolución, así como de la Franja Morada y la Juventud Radical. Contaba, a su vez, con el apoyo del gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y arrastraba el antecedente de haber ganado la interna en el bloque radical de Diputados, que había terminado siendo liderado por Rodrigo de Loredo (aunque, en aquel caso, la oposición al cordobés la había encabezado Morales de la mano de Facundo Manes).
Gustavo Valdés, en cambio, tenía menos porotos pero la ventaja simbólica de contar con el respaldo de más gobernadores -Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco)-, así como de representar el ala dura que había ganado la interna nacional de Juntos por el Cambio. Este grupo se hace llamar, ahora, «Causa Federal» y reclamaba dejar en manos de los gobernadores la centralidad del poder de negociación para, desde allí, hacer pie en el debate del Congreso. La mayoría estaba furioso por la guerra a cielo abierto que Morales había encabezado contra Mauricio Macri. «Ellos perdieron y ahora quieren imponer su lógica, no es así. El martes cuando los gobernadores se reúnan con Milei, ¿te parece que van a decirle ‘esperá que tenemos que confirmarlo con Lousteau’?», decían, enojados, cerca de los gobernadores del ex Grupo Malbec.
Si bien Lousteau tenía el número, no se terminaban de poner de acuerdo en la integración de la mesa de conducción y el tono con el que saldrían después a hacer el anuncio. El objetivo era presentar una lista de unidad y, hasta unos minutos antes de que Morales hubiera tomado la palabra para dar comienzo al plenario, Valdés y Cornejo no habían aparecido. Finalmente, lograron que les dieran 6 de los 15 integrantes de la mesa de conducción -4 de los cuales eran nombres de Valdés- y se estableció que, al menos formalmente, se defendería la etiqueta de Juntos por el Cambio: «La UCR debe apoyar el esfuerzo de los gobernadores, intendentes y legisladores de JxC de mantener viva y unida la coalición», sostendría, después, el comunicado.
Distancia con las medidas económicas de Milei
A diferencia de hace dos meses, cuando Lousteau se despachó con dureza en una conferencia de prensa contra Bullrich por haberle dado su apoyo unilateralmente a Milei de cara al balotaje, el senador adoptó un tono más comedido. «Estamos frente a un gobierno que acaba de inaugurarse, lleva cinco días. Todavía falta. Estaremos atentos a las medidas para ver cómo se va a lidiar con la herencia de la peor gestión desde la vuelta de la democracia», arrancó, tras haber sido electo. No prometió ni cogobierno ni resistencia organizada, sino que optó por insistir en la importancia de sostener la identidad del partido frente a las «modas». Sí cuestionó las políticas económicas anunciadas por Milei: «Estamos dejando que la inflación haga el ajuste», apuntó, y resaltó que al plan de estabilización del nuevo gobierno «le faltan piezas».
Una vez finalizado el plenario, los dirigentes radicales salieron a trompicones del comité (donde no funcionaba el aire acondicionado y promediaban los 40 grados). Los que habían apoyado a Valdés se jactaban de haber logrado más lugares en la mesa de conducción y refunfuñaban, maliciosamente, contra la idea de que un «perdedor» hubiera sido premiado con la presidencia de la UCR. Los alfiles del tándem Lousteau-Morales, mientras, se mostraban satisfechos: «Habrá algunos que se sienten más cómodos con el PRO, pero esta era la mejor opción. Ahora podremos jugar al policía bueno y al policía malo».
«Nunca hay un solo camino»
Después de ser electo al frente de la UCR, Martín Lousteau dialogó con Página/12.
– ¿Existe hoy Juntos por el Cambio? -le preguntó este diario.
– Lo más importante de JxC está ocurriendo a nivel provincial. Tienes muchas fórmulas mixtas y se replica a nivel intendencias. Ahora, producto de las decisiones que tomó el PRO, hubo una reconfiguración a nivel legislativo y ahora vamos a ver cómo camina de acuerdo a los proyectos que mande el Ejecutivo y ver si hay diferencias profundas o no.
– ¿Cómo se diferencia la postura radical de «oposición responsable» de la postura del PRO?
– Nosotros no tenemos un desembarco masivo de radicales en el gobierno, como sí hubo en el PRO. Hay visiones distintas respecto al plan económico, además. Tener un Estado enorme que no brinda servicios adecuados es un problema, pero tener un Estado mínimo que no puede ayudarte a complementar tus ingresos o a educar a tus hijos tampoco es un modelo que me gusta.
– ¿Qué va a pasar con Luis Petri, que pasó a integrar el gabinete de Milei?
– Vamos a tomar una decisión colectiva en el comité. Yo creo que tiene que quedar claro que Petri no está representado al radicalismo.
– ¿Qué opina de los primeros anuncios de Milei?
– Veo un sesgo muy déficit centrado, es cierto que lo tenés que resolver ahora porque no tenés financiamiento. Pero nunca creo que haya solo un camino, y veo que las medidas que se tomaron generan un impacto sobre la sociedad, que ya viene muy golpeada en su poder adquisitivo, y que además no logra ser un plan de estabilización.
– ¿Cree que Milei se quedó con la representación que antes era de JxC?
– Ese voto es muy lábil. Algunos que votaron por Macri en 2015 votaron por Alberto Fernández en 2019 y en 2021 votaron por lo que construyó Horacio Rodríguez Larreta y después en 2023 votaron por Milei. Los votos no se roban, pero cuando uno hace mal las cosas y no hay renovación, se aleja gente. ¿Dónde van a estar esos votos en unos años? No lo sé. Nosotros tenemos que saber qué queremos representar.
Fuente: Página 12