Son compuestos artificiales usados por la industria alimenticia y que son nocivos para la salud. Están en los productos ultraprocesados, en las galletitas, facturas, medialunas, mantecas, margarinas y en algunas golosinas. Su consumo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y de mortalidad. Semanas atrás se aprobó un tope de 2% de grasas trans en los alimentos.
El pasado 24 de agosto, la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) aprobó reducir los límites en el contenido de grasas trans en los productos alimenticios y la prohibición de aceites parcialmente hidrogenados. La resolución apunta a proteger la salud y estableció un límite de 2% de grasas trans en todos los alimentos ultraprocesados.
Pero ¿Qué son las grasas trans y porqué son muy perjudiciales para la salud?
Silvana Lanzillotto es nutricionista y referente local en todo lo vinculado a las grasas trans y habló con El Péndulo para contar porqué es tan peligroso el consumo de este tipo de alimentos.
«Las grasas trans son compuestos artificiales nocivos para la salud y que están en distintos alimentos. Son elegidos por la industria alimenticia para elaborar sus productos. Estas grasas trans están en la margarina, manteca clarificada, bizcochitos de grasa, facturas, donas, medialunas, masas para tartas, masa para empanadas, papas fritas envasadas, en productos en rotiserías, galletitas dulces y saladas. Están en todo lo que viene prefrito como por ejemplo, las patitas de pollo y también están en las golosinas con baños de repostería», comentó la especialista.
Lanzillotto explicó que la industria alimenticia utiliza las grasas trans por una cuestión económica. «A las grasas trans se las usa para la estabilización del aceite en la fritura, para que nunca se queme. Además, estos compuestos permiten un mayor tiempo de conservación del producto, usan un conservante y en vez de aceite vegetal usan grasas trans. Incluso, hasta hace que los productos sean más sabrosos, pero es todo artificial», indicó.
En cuanto a los riesgos para la salud, la nutricionista advirtió que el consumo de grasas trans aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y que incrementan también el riesgo de mortalidad con la consecuente baja en la esperanza de vida.
«Se ha determinado que el consumo de grasas trans es perjudicial para la salud si superamos el 2% de su presencia en los alimentos por porción. Y la realidad marca que los productos ultraprocesados tiene más del 5% de grasas trans y hay otros que tienen el 10%, siempre por porción. Es decir, si yo me como tres galletitas en el desayuno, como dos facturas a la merienda y de cena como patitas de pollo ya estoy superando ese límite diario del 2% permitido», alertó.
En este punto, Lanzilloto advirtió que la situación es extremadamente preocupante en el caso del consumo de grasas trans en las infancias. «Si un niño consume en exceso estas grasas trans, a los 10 años vamos a empezar a ver en sus laboratorios un aumento de todo su perfil lipídico, aumento de grasas, de colesterol LDL y de triglicéridos. Y ese mismo niño, si sigue consumiendo esas grasas trans, a los 20 años puede tener enfermedades cardiovasculares y su esperanza de vida será de 45 años», aseguró.
En la misma línea, sostuvo que será frecuente empezar a ver a adolescentes con colesterol alto, sobrepeso e incluso casos de obesidad.
Sobre el límite del 2% aprobado por la CONAL, la especialista destacó que ese tope es el recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Lo que se plantea desde la OMS es ajustar en un plazo de dos años los ácidos grasos trans a un 2% y dar un plazo de cuatro años para la eliminación total de las grasas trans en los productos alimenticios», señaló.
A su vez, Lanzillotto dijo que a partir de estas disposiciones «la grasa en los alimentos ya no puede ser una grasa hidrogenada si no tienen que ser grasas saludables como el aceite de girasol de alto contenido oleico».
En este contexto, la profesional recomendó a la población leer la información nutricional de los productos que consume y también «regular su propio consumo» para evitar superar el tope de 2% diario de grasas trans por persona.
Lanzilloto aconsejó también volver a la comida casera y a intensificar el consumo de frutas y verduras. «Quizá los adultos de hoy tengan menos riesgo que los niños de hoy porque antes, cuando nosotros éramos niños no había tanto producto ultraprocesado, se comía más ‘comida de olla’, comida preparada en casa. En cambio ahora, todo lo que se consume es comprado», explicó.
Para la especialista, «todo lo que es casero se puede entregar al niño tranquilamente, galletitas hechas en casa, frutas, tortillitas, un pan integral, rodajitas de pan francés tostadas porque el pan es uno de los productos que no tienen grasas trans. Lo ideal sería volver a cocinar. Si el derecho a la salud fuera una prioridad, todo esto que sucede con los ultraprocesados no pasaría», concluyó.