¿Frente a la crisis política, la salida será por arriba o por abajo, o una combinación de ambas?

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El Pendulo
Periodista

¿Cuáles son las causas que retroalimentan la legitimidad de una gestión ajustadora y violenta?  ¿Cuáles son los límites de la tolerancia?

Por Fernando Gómez, dirigente del FROP y presidente de FERCOA.

“La verdad del opresor reside en la conciencia del oprimido” (Paulo Freire)

La sensación de vivir en una paradoja, los pocos que en general reaccionan a la agresión de las políticas nacionales, se ven opacadas por una dirigencia deslegitimada, con fuertes cuestionamientos. Y por otro lado los que espontáneamente protestan, chocan con las expectativas que algunos tienen del gobierno, y que a su vez también son víctimas de la agresión.

La clase política, la cual los libertarios denominan como casta, tiene un fuerte rechazo social, en muchos de los casos, esta dirigencia se ha convertido en una traba a la salida a la protesta de muchos sectores. Este rechazo es directamente proporcional a la contundencia del triunfo de la actual gestión de la LLA.

 Por arriba

Muchos observamos cómo el proceso de deterioro de las condiciones materiales ( esto es, la pérdida del poder adquisitivo, la pérdida del salario, del trabajo, la pérdida de la actividad económica, las imposibilidades de alcanzar algún medicamento, etcétera, etcétera) se encuentra en un proceso de acumulación. ¿Al mismo tiempo nos preguntamos en qué momento se va a reaccionar?

Cuando decimos si la salida va a ser por arriba, nos referimos a que se deben generar condiciones de posibilidades que predeterminan un escenario de disputa abierta. Estas condiciones serán no solo de la resistencia, como han sido el conflicto con gobernadores, legisladores, etc., sino también en la búsqueda de capitalizar un supuesto descontento, que represente la oposición en una posible salida política. Para ser más gráfico, ponemos el ejemplo de la caída de la ley ómnibus, resultado del producto de la incapacidad de construir acuerdos por parte de Milei; por otro lado, la caída del DNU, situación que se da por la disputa interna de Villarruel y el presidente. Las dos derrotas que lleva la gestión han estado marcadas por las contradicciones propias del gobierno, sin perder de vista la reacción por abajo, que significó las distintas movilizaciones, principalmente el paro del 24 E, y la impresionante movilización del 8M.

Por abajo

Nos referimos principalmente a los sectores populares organizados, que desde el 2001 han constituido un tejido de organización social, sindical, cultural, ambiental, productivas, campesinas, agroalimentarias, etcétera, alcanzando niveles de organizaciones con gran importancia y relevancia, que en su gran mayoría son representaciones colectivas, tomas de decisiones horizontales y procesos ricos en debate y participación democráticas. Con este desarrollo de las organizaciones, debemos agregarles la importancia de la construcción territorial prácticamente en casi todo el mapa nacional.

Sin embargo, a pesar de este acumulado y este activo, en los últimos años hubo un proceso corporativo de esta dinámica, alcanzando inclusive instancias institucionales, cortando gran parte de la vitalidad que dinamizaba sus construcciones y sus propuestas.

Como consecuencia, a los sectores populares no organizados, se les fue distorsionando las referencias y la representación. Generando, un proceso de repliegue, derivado en la fragmentación y atomización de la vida comunitaria y social, constituyéndose en su gran mayoría en una exacerbación del individualismo. Con ello, la solidaridad, la cooperación, se fueron desdibujando. Es así que los sectores populares fueron construyendo un nuevo sentido común, alejado de las características de socialización, de construcción de lo colectivo y de búsqueda de un objetivo común. Como lo hemos mencionado en la columna 002, ¿ dónde reside la vitalidad del pueblo? (Dejamos el link https://www.facebook.com/photo/?fbid=915783293883470&set=pb.100063554238218.-2207520000), la mercantilización en algunos casos o la corporativización en otros, estructuró una manera de hacer la política que enajena las prácticas esenciales que significaron para los pueblos, como fue el bien común, lo común. La política y sus prácticas pasaron de tener una capacidad de transformación, a convertirse en un sinónimo de enriquecimiento ilícito. Esto no sólo ocurre porque un sector oligárquico, capitalista y explotador buscó sistemáticamente ensuciar la política y la democracia ( porque entiende que allí encuentra una amenaza para sus intereses, ya que los sectores populares pueden tomarla como herramienta de disputa), sino porque gran parte de los referentes fueron ganados por una lógica neoliberal, corporativa e individualista , convirtiéndose en una clase política no solo llena de privilegios, sino alejada de la sintonía de los intereses plebeyos.

 Lo combinado

La crisis del sistema capitalista y de acumulación generó un conjunto de consecuencias, un deterioro del sistema de representación, principalmente en los partidos políticos. Como todo proceso social, es dinámico y complejo, principalmente en la disputa de poder. El escenario que se va configurando va mostrando que los núcleos de tensión por abajo (con la movilización, protestas) van generando una subjetividad de lucha y resistencia. El pasado 8 M es un claro ejemplo de ello, y lo va a ser el 24 M también.

Pero a su vez por arriba, las propias contradicciones de los bloques de poder y la incapacidad de entender el estado e institucionales van a generar un hecho excepcional de ruptura, como no se ha visto en la historia.

Los sectores de abajo, los sectores populares  tendrán el desafío de no reproducir los esquemas que nos trajeron hasta aquí.

En la provincia

Los procesos se agudizan y se van cerrando por dentro. La dinámica diaria va a ir reaccionando en los márgenes más vulnerables.

La gestión de Quintela está transitando la administración de los escasos recursos, situación única del tiempo que lleva gobernando la provincia, y sumado a ello las consecuencias de décadas de estancamiento y desidia de los distintos gobiernos: dependencia económica, sin matriz productiva autónoma, concentración en la administración pública, desplazamiento demográfico a la capital (2/3 partes de la población total), altos índices de dependencia. Proyectos productivos fallidos, como las promociones industriales, los diferimientos fiscales, y lo último que debemos sumarse es el experimento de las SAPEM, que lo único que hicieron es concentración del capital, uso de recursos naturales(como el agua escasa), sin aportar importantes entramados de infraestructuras y virtualidad económica, a todo lo detallado debemos sumarle la falta de inversión e infraestructura en la problemática del agua, que en este tiempo calores extremos y sequías todo se agrava. Vale hacer algunas excepciones como “internet para todo” que permitió un montaje en casi todo el territorio, como así también la conectividad en un número muy alto en relación a la población.

Es decir, estructuralmente no se construyeron las herramientas para iniciar un despegue de producción y desarrollo, excepto que esa infraestructura solo se reduzca al parque eólico, opinión que ya nos hemos referido en la anterior columna. Hoy, frente a la crisis, al gobierno no le queda otra que insistir en viejas recetas, apelar a la venta de las joyas de la abuela, nuestros minerales (oro, uranio, cobre y ahora supuestamente litio). Valor de venta, condicionado por el código minero (un aporte de un antiguo gobernador de La Rioja) a una regalía de 1 %.

Gran parte de los habitantes riojanos sabemos las consecuencias de dicha explotación y la falta de garantía de los posibles manejos; todos transitamos un tiempo en que la confianza en la política y en el manejo de la cosa pública está rota, hecha añicos.

Por otro lado, y no hace mucho, producto de las luchas contra la megaminería por parte de las distintas asambleas ciudadanas esparcidas por todo el territorio provincial, se construyó un sentido común de los riojanos, en el cual, el “Famatina no se toca”, “el oro vale más que el agua”, “no a la megaminería”, sentido común que la actual gestión provincial ayudó a construir en su paso en la intendencia capitalina, enfrentado al entonces gobierno provincial de Beder Herrera.

¿Qué lo lleva a pensar al gobierno que ese sentido común está roto, para intentar con un discurso aggiornado, de nuevo la explotación megaminera? ¿La reforma constitucional tiene algo que ver con estas acciones, como la renta básica?.  A medida que transcurran los días estas preguntas se irán contestando.

Por otro lado, a pesar del desorden general, la gestión provincial continuó con la reforma constitucional, que aparentemente ya estaría terminada y está recorriendo sectores para legitimarla. Veremos en el desarrollo cuales son verdaderamente  los objetivos de dicha reforma, ya que no va ser un tiempo sencillo para cuando se conozca el verdadero trasfondo.

Por último las derrotas del gobierno nacional, trae como consecuencias acciones  agresivas y violentas, como el caso que denuncio agrupación HIJOS, lo cual repudiamos y condenamos. Sino también posibles indultos de genocidas.

NUNCA MÁS, POR MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA