En los últimos años, La Rioja impulsó a distintos representativos a las máximas categorías del deporte nacional; aunque aún se carece de acompañamiento masivo por parte de la gente. ¿Esto se debe a una cultura exitista o a la falta de una planificación integral que redunde en resultados y en la vinculación con la comunidad?
La Rioja tiene equipos en la máxima categoría nacional del básquetbol y vóleibol. Además, en 2025 lo tendrá en hockey; y hay equipos en la segunda y tercera división del básquetbol; mientras que el fútbol, que es lo más convocante, sigue navegando en la eterna incertidumbre y no sale del Torneo Regional Federal Amateur.
Este presente ha generado cambios en las estructuras del deporte riojano en cuanto a la preparación de los deportistas y mayor capacitación dirigencial. Sin embargo, hay un factor a determinar: ¿por qué la comunidad toda no termina de identificarse con el deporte, con las disciplinas deportivas, con la participación de un club en los torneos nacionales que están jugando?
Quizás, el no ser aficionado o hincha de un club disminuya las ganas de seguir al equipo de la ciudad y también influye en el seguimiento social y periodístico: a mayor comentario en los bares, esquinas de barrios, medios de comunicación y redes sociales, mayor será la curiosidad, en primera instancia; y en segunda, asistir a la cancha para ver el equipo.
Los nombres y apellidos de los clubes riojanos y los conflictos de intereses por tener el total o mayoritario sponsoreo del Estado provincial para competir en ligas profesionales y semiprofesionales a nivel nacional y regional, han dividido a la comunidad, incluso a los que son hinchas y aficionados del deporte. Esta es una clara situación del desinterés de la sociedad riojana.
También está el desconocimiento en la materia, que genera aún mayor desinterés, porque la comunicación sólo se centra en los ámbitos internos, no llega a todos y tampoco hay conocimiento de las campañas deportivas; incluso en los medios de comunicación, donde la prensa deportiva especializada, o no, sólo registra e informa resultados de manera aislada y discontinua.
Hay otro factor: ¿Podemos acceder a las indumentarias oficiales de los clubes riojanos? Los comercios de indumentaria deportiva no las exhiben, lo más cercano a La Rioja es la venta de la camiseta de Atlético Tucumán.
Todas estas instancias son directamente proporcionales al desinterés y desconocimiento de los riojanos sobre los equipos que nos representan en competencias nacionales e internacionales.
Existe una política de desarrollo deportivo a nivel estatal que está en marcha. Requiere de organización y orden. El aporte de dinero para participar y competir está, pero esto no es suficiente para asegurar el éxito (el cual no es consecuencia necesaria de los resultados y las consagraciones deportivas, sino más bien de procesos y etapas). Ese acompañamiento económico debe apoyarse en la capacitación dirigencial, en la difusión y trabajo interno de los clubes para formar planteles competitivos y sólidas divisiones formativas.
El camino está trazado y ejemplos dónde mirar y copiar abundan a la vuelta de La Rioja, en provincias que ya tienen tradición y cultura deportiva.
El deporte ya es una acción y evento sociocultural. Comprende a toda la comunidad, en todos sus estratos. El entusiasmo para referenciarnos y seguir (alentar) a un equipo, está relacionado con un crecimiento cultural en base a la construcción de una mirada hacia los eventos deportivos como espacios de entretenimiento familiar y social. Hoy, asistir a un juego de Riachuelo en Liga Nacional de Básquetbol, Amancay en Liga Argentina, los equipos de Liga Federal, o Centro 5 en Vóleibol, representan una válida opción de recreación, entretenimiento y también de desarrollo turístico y comercial.
La estructura social que presentan los clubes, con piletas y espacios recreativos, es otra efectiva alternativa de crecimiento e inserción en la comunidad. En La Rioja, los clubes están trabajando en esa línea. En la provincia se pueden ver instituciones que no tienen protagonismo deportivo, aunque sí un gran desarrollo sociocultural que identifica a la ciudad que representan.
Cada uno de los riojanos y riojanas lejos está de hacerse hinchas o socios de los clubes en ligas nacionales. Ante esto, el Estado provincial debe coordinar acciones junto a los clubes para gestar un vínculo común y productivo a partir del deporte, la comunicación e información, el desarrollo comercial y turístico; eslabonamiento que pueda abrir camino a la construcción sociocultural de La Rioja Deportiva.