También, en la jornada de ayer, fue trasladado al Juzgado Federal el principal sospechoso, Edgar Adhemar Bacchiani, quien por recomendación de su abogado, Ezequiel Walther, decidió guardar silencio ante el juez Contreras.
Quien sí brindó detalles de las operaciones de la empresa fue Gustavo Chazarreta, quien fue convocado a brindar su declaración en calidad de testigo.
Según el encargado del soporte técnico del sistema utilizado por la financiera para cargar las inversiones de los clientes, se filtró la información discriminando entre Capitales, capitales más intereses e inversiones en monedas virtuales.
Lo curioso, es que según Chazarreta, la empresa continuó recibiendo inversiones durante los meses de marzo y abril, incluso, la última fue el 20 de abril de 2022, apenas dos días antes de que el principal sospechoso, Edgar Adhemar Bacchiani fuera detenido en el marco de esta investigación.
De acuerdo con los registros del sistema informático, Adhemar Capital poseía exactamente la cantidad de 8035 clientes, entre los meses de junio 2021 hasta abril de 2022. A los cuales se les adeuda la suma de U$D 224.078.700 dólares en concepto de Capitales, los cuales, sumados los intereses (sin contar la reestructuración) arrojaría un monto de U$D 393.980.667. En tanto que, la cifra en pesos, realmente exorbitante asciende a $ 30.133.332.607 con intereses este monto se incrementa a $ 73.429.537.636.
No obstante, los dólares y pesos, no solo eran parte de los dividendos que manejaba la empresa. De acuerdo al sistema, en Bitcoin, la suma del capital invertido era de 10.915,1895, con intereses 14.921,6862. En Etherium, capital: 9.988.3516 intereses: 13.220,5777.
Cabe destacar que, de acuerdo a los declarado por Chazarreta, el 20 de abril de 2022, hubo una inversión por un monto de U$D 92.100 y otra llevada a cabo el 23 de marzo por U$D 700.000 a nombre de Pablo Olmi, quien fue señalado como uno de los principales poceros.
Esto último, contradice la versión de Bacchiani, en la que asegura que desde febrero dejó de recibir inversiones en la empresa, además de contar con una prohibición para operar emanada por el propio BCRA.
Fuente: El Esquiú, de Catamarca