Esta semana, una investigación del periodista Ari Lijalad, dio a conocer que el gobierno acopia en galpones del Ministerio de Capital Humano más de 5 mil toneladas de alimentos no perecederos. “No están por vencerse. O los que están próximos a vencerse se van a distribuir”, dijo luego el sobrado vocero presidencial, Manuel Adorni. Los argumentos del gobierno para poner en práctica su atesorada insensibilidad es que esos alimentos son de la administración anterior y que en los comedores se roban la comida.
Es la habitual y conocida estrategia, como sucede en todos los ámbitos, de utilizar el error para estigmatizar. En este caso para aplicar algo mucho más profundo que el hecho urgente de negar comida: El clasismo. Es decir, el desprecio estatal por los que menos tienen, responsables de no haber juntado méritos para vivir mejor o no supieron hacer buen uso de la libertad. Es que este gobierno gestiona para “la gente de bien”. Una definición a la que fácilmente podría sobrarle la preposición “de”. Entonces ¿Qué es la “gente bien”? Aquella que no necesita vivir mejor porque tuvo las oportunidades de acceder y supo aprovecharlas, o en el mejor de los casos, tuvo la suerte de haber nacido con un destino asegurado. Por lo tanto, es aquella que no necesita ayuda de nadie, que paga sus impuestos y trabaja para sí mismo y para los suyos.
Es la habitual y conocida estrategia, como sucede en todos los ámbitos, de utilizar el error para estigmatizar, y así, poder, en este caso, aplicar algo mucho más profundo: El clasismo
El caso es que los comedores, los que se lo “roban” y los que no, no recibieron ni un solo gramo de alimentos desde que gobierna la “libertad”. Y no pasa nada. Tampoco pasa nada si España retira su embajadora del país, en el marco de una disputa de insultos cruzados entre ambos mandatarios, como una estrategia bilateral convenida para sumarle a ambos. A Milei, por ejemplo, le riega la fantasía de ser un líder mundial de la ultra derecha, y a Pedro Sánchez le sirve para respaldarse en la épica anti capitalista después de casi renunciar por las denuncias de corrupción en contra de su esposa.
Tampoco pasa nada si España retira su embajadora del país, en el marco de una disputa de insultos cruzados entre ambos mandatarios, como una estrategia bilateral convenida para sumarle a ambos
Todo sucede, como si algunos de los protocolos del sistema político global estuvieran quedando caducos, viejos. Porque lo que parecía que iba a ser un conflicto de magnitudes diplomáticas gravísimas, con los días fue quedando en la nada. “La retirada del embajador no implica necesariamente que la ruptura de relaciones vaya a producirse”, decía el sitio Infobae.
Milei presentó su libro en el Luna Park y aprovechó para cantar. Nunca antes había sucedido con un presidente, lo que no implica que esté mal. Pero en este contexto de tragedia social que vive la Argentina, es poco atinado. Una vez más se demuestra la falta de empatía. Pero no pasa nada. Un Milei alienado en sus obsesiones teóricas, propuso un nuevo libro plagiando a los chilenos Verónica Mies y Raimundo Soto.
Ya la Editorial Planeta había retirado de circulación la edición del libro cuya solapa indicaba falsamente que Milei es graduado de la UBA y doctorado en California, mientras que, por otro lado, le responde a un periodista que “si la gente no llegara a fin de mes ya se habría muerto”. Y tampoco pasa nada. De nuevo, lo que está mal, parece estar bien.
Milei presentó su libro en el Luna Park y aprovechó para cantar. Nunca antes había sucedido con un presidente, lo que no implica que esté mal. Pero en este contexto de tragedia social que vive la Argentina, es poco atinado. Una vez más se demuestra la falta de empatía
Mientras tanto, el secretario de Culto y ex diputado del PRO, Francisco Sanchez quiere terminar con el matrimonio igualitario, el aborto y hasta con el divorcio, algo que ni la más dogmática iglesia, en su afán de retener a sus diezmados fieles, se anima a cuestionar. Una extraña revolución, que, en vez de evolucionar en los derechos, se parece más a la inquisición española del siglo XV, no ya en las formas de torturas a las que sometían a los herejes, pero sí a ciertas de sus ideas.
No estoy de acuerdo con que la humanidad es una porquería y el mundo una tragedia invivible, porque, aunque no parezca, suceden más cosas buenas que malas. Si fuese el revés, lo bueno sería noticia, pero no, noticia es lo extraordinario, lo que sale de lo común, lo que rompe el rumbo natural del ecosistema social. Milei fue tapa en la revista Time, lo que fue celebrado por el gobierno, fiel a su estilo de ponderar las apariencias por sobre los hechos.
Milei fue tapa porque es algo extraordinario en el mundo. Insulta, canta, grita, discrimina, curte en público, habla con su perro muerto, lo clona, esconde la comida de los pobres y, aún así, mantiene a la mitad de los argentinos rendidos a sus pies. Un escenario sin parangón mundial. Sin embargo, ser extraordinario y único no implica per se un halago, y menos, en este caso. De hecho, la periodista responsable de la nota Vera Bergengruen, dijo que Milei es un experimento, alguien atractivo, aunque aún bastante desconocido en el mundo. “Ser tapa de la Time, no es lo mismo que respeto internacional. Que salga en la revista, no implica respeto”, aseguró.
Milei fue tapa en la revista Time porque es algo extraordinario en el mundo. Insulta, canta, grita, discrimina, curte en público, habla con su perro muerto, lo clona, esconde la comida de los pobres y, aún así, mantiene a la mitad de los argentinos rendidos a sus pies. Un escenario sin parangón mundial
El presidente -debo admitir que me tensiona escribirlo-, crece cada vez que los referentes de lo establecido, salen a enfrentarlo. Cuando los sindicalistas paran y los políticos lo atacan, Milei solidifica adeptos. Es el verdugo de los males conocidos y el alfarero de los que vendrán. Esta vez, fue la iglesia. En el tedeum por la revolución de mayo, el arzobispo porteño, Jorge García Cuerva, dijo “No podemos hacernos los tontos, hay que acompañar con hechos los esfuerzos de la gente. Duelen los auto aumentos de sueldos”. Y aunque con las palabras del religioso, por un momento, nos hayamos esperanzado en que el gobierno reflexione y, pese a seguir con su equivocado rumbo arcaico, asista a los sufrientes marginados, tampoco pasará nada.