En el Día de la Madre, EL PÉNDULO presenta la historia de Andrea Vargas, primera riojana que cumplió el sueño de maternar a través de la asistencia reproductiva por donación de óvulos y esperma.
¿Qué sucede cuando el espíritu por maternar está vivo, sostenido en una decisión inquebrantable, al tiempo que la vida se muestra en su faceta más rigurosa, interponiendo permanentes obstáculos -propios y ajenos-?
La experiencia de Andrea Vargas representa la clásica encrucijada en la que la intervención de la ciencia, en acción directo al bienestar de las personas, provoca la interpelación de las más firmes creencias culturales y religiosas, de prejuicios, y de las relaciones humanas que van desde el núcleo íntimo de la familia a las que se mueven en torno a normas morales de toda una comunidad.
Andrea fue la primera riojana en cumplir el deseo de ser madre a través del método de fertilización por donación de óvulo y semen.
Su lucha comenzó previo a la sanción de la Ley nacional 26.862 de Reproducción Médicamente Asistida del año 2013 y de la Ley provincial 9.440 de adhesión a la anterior.
Todo el proceso de búsqueda lo atravesó sin estar en pareja, lo que, en determinado momento, condicionó seriamente la cobertura de su tratamiento de fertilización. Su caso también sentó un precedente para la atención de situaciones de iguales o similares características, permitiendo avanzar hacia miradas superadoras a los tiempos en que la condición social de ‘soltería’ (como otros tantos preceptos sociales) fijaba la asistencia sanitaria y el cuadro jurídico de una persona.
Conozcamos la historia de Andrea y Bethania, testimonio elocuente de cuando el deseo, la decisión, la perseverancia -en este caso concentrado en el espíritu materno- cambia vidas.