Milei: La sujestión y la política

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José Jatuff
Colaborador

No me he podido sacar de la cabeza una fotografía de nuestro presidente Milei vestido de superhéroe, empuñando un gran tridente de plástico amarillo. La pregunta que me repetía es: ¿Cómo pudo gran parte de la sociedad argentina rodear semejante escollo y votarlo masivamente? Pero luego se me ocurrió otra pregunta que no es tan de sentido común como la primera: ¿Y si lo votaron no a pesar del tridente, sino justamente por el tridente?

El tridente es, claro está, representativo de un conjunto de rasgos que todos conocemos. Esos rasgos son el diferencial de Milei. ¿Cómo es que la sociedad argentina se identificó o quedó sugestionada por tales rasgos y, también, por qué? Con estas preguntas en mente, vinieron a mí algunas lecturas que alguna vez hice y que podríamos retomar desde un hecho histórico concreto. Resulta que Luis XVI, rey de Francia, ordenó en 1784 la formación de una comisión científica para evaluar la existencia empírica del fluido magnético animal, entidad concebida como una energía que permea a todos los seres vivos y que el Dr. Franz Anton Mesmer manipulaba en sus sesiones terapéuticas individuales y grupales, en donde los involucrados experimentaban crisis histéricas, desdoblamiento de la personalidad y pérdida de la voluntad, con obediencia casi total. Gran parte de la alta sociedad parisina se sometía a estas prácticas que desestabilizaban la subjetividad y la volvían ingobernable; por eso se convirtió en un problema de Estado.

Luis XVI de Francia

La comisión real estaba compuesta por científicos notables, incluidos Benjamin Franklin y Antoine Lavoisier, entre otros. Tras un meticuloso análisis, determinaron la inexistencia de tal fluido y aniquilaron la carrera científica de Mesmer; pero, por otro lado, establecieron la existencia de la sugestión. El fluido no era real, pero lo que sucedía en las sesiones sí.

Antoine Lavoisier y su esposa, en una pintura de Jacques Louis David, de1788

La sugestión, en efecto, es la causa de los estados hipnóticos que permitieron el acceso a lo inconsciente y fue utilizada como método experimental en el hospital La Salpêtrière y en la escuela de Nancy, con Jean-Martin Charcot, Hippolyte Bernheim y Ambroise Liébeault a la cabeza de uno y otra. Disputaron fuertemente en torno a la naturaleza del estado hipnótico, sosteniendo hipótesis muy diferentes que no viene al caso reconstruir aquí. Sin embargo, lo que sí hay que rescatar es que Hippolyte Bernheim, en 1844, escribe el libro De la sugestión en el estado hipnótico y en el estado de vigilia. Sigmund Freud escribe el prólogo a la edición alemana de 1888, pero años después, en Psicología de las masas y análisis del yo (1921), sostiene que la sugestión lo explica todo y no es explicada por nada, y propone su concepto de libido para dar cuenta de ello. En realidad, lo que sucede entre el hipnotizador y el hipnotizado es un proceso de identificación, entendido como la reproducción de nuestros vínculos afectivos/libidinales primeros. Freud no se siente satisfecho con su concepto, pero en el capítulo VII intenta una exposición más acabada y describe varios tipos de identificación que tampoco resultan de fácil lectura. Las identificaciones incluyen la forma originaria del lazo afectivo, es decir, el de nuestra formación como personas; también el sustituto regresivo de un objeto abandonado, lo que quiere decir que uno se identifica con algo ya dejado atrás; la identificación también puede pensarse como libidinal sexual, pero sublimada –“sin catexis sexual”, dice Freud–; y también se puede pensar en una identificación con el ideal del yo, o sea, uno proyecta en el líder, o en un rasgo de él, el propio ideal de sí.

Sigmund Freud

Entonces, la cuestión, resumida, es que la “masa” se forma, según esta lectura, a partir de un proceso de identificación que involucra lo más pulsional del individuo y la sociedad.
De esta manera, insistimos en la pregunta que queremos mantener abierta: ¿Cómo es que la sociedad argentina se identificó o quedó sugestionada por los rasgos diferenciales de Milei?

Si tuviese que opinar, diría que las relaciones sociales están constituidas por corrientes sugestivas y procesos de identificación, pero eso no es todo lo que hay. Todo lo que hagamos por enriquecer el léxico, ablandar el corazón o complejizar la mirada conforma una malla que no permite que quedemos pegados a cualquier cosa. Menos a un tridente amarillo de plástico.