El avance acelerado de la inflación hizo que el umbral de ingresos a partir del cual no se puede pedir subsidios a los consumos de servicios públicos trepara por encima de los $1.700.000 mensuales por familia. Eso hace que cada vez más usuarios que estaban calificados como N1, de “altos ingresos”, ahora califiquen para pagar tarifas parcialmente subvencionadas. El RASE, el registro que permite solicitar la ayuda estatal, está abierto y permite nuevas incorporaciones.
El Gobierno estableció un nuevo aumento para la tarifa de electricidad que rige en forma retroactiva para los consumos que tuvieron lugar desde el 1° de febrero y que estará vigente hasta abril. La suba, de más del 100%, afecta solamente a los usuarios de mayores ingresos o a los que renunciaron a subsidios por el hecho de no solicitarlos.
Mientras tanto, está en marcha una quita escalonada de subsidios a la tarifa de gas que aplicará aumentos también para esos consumos en el futuro cercano. La tarifa promedio para N1 pasará de $8.000 a $20.000 este mes.
En ese contexto, se estima que algo menos de un tercio de los usuarios residenciales están catalogados como N1 o de altos ingresos, ya sea porque sus ingresos mensuales superaron el máximo determinado por el Gobierno anterior cuando se creó el subsidio o porque directamente no pidieron quedar incluidos.
Pero a medida que la inflación aceleraba, ese umbral también fue creciendo en forma acelerada. La normativa vigente categorizar como N1 a las familias que cobran hasta 3,5 veces la canasta básica. Cuando se puso en marcha el Registro de Acceso a los Subsidios de Energía (RASE) ese umbral de altos ingresos equivalía a $348.869 mensuales de ingreso familiar. Pero el violento avance de los precios desde ese entonces cambió mucho ese nivel.
Hoy, el umbral a partir del cual no se puede solicitar subsidios alcanza los $1.735.294,11 de ingreso familiar mensual, es decir 3,5 canastas básicas para un hogar tipo 2 según lo define Indec, pero con un año y medio de inflación desbocada.
Así, en el sector creen que sólo una parte de quienes califican para el subsidio están pagando tarifas subsidiadas, dado que los ingresos se han movido mucho más lento que el costo de la canasta básica.
Algunos de quienes nunca solicitaron los subsidios lo hicieron porque prefieren seguir teniendo acceso a la compra de dólares en el mercado formal, pero los aumentos de tarifas concretados y por venir pueden hacer cambiar esa ecuación. Una factura N1 promedio pasaría de $8.400 a casi $20.000 por mes este febrero, un aumento que los hogares registrados como de ingresos medios no van a percibir si se mantienen dentro de los límites de consumo (440 kWh por mes). Y, aún si los superan, los experimentarán en forma parcial.
Fuente: Infobae