El pasado 12 de diciembre fue señalizada como sitio de la memoria, la casa materna de Alfredo “Agapito” Ledo desaparecido en la última Dictadura militar. Dos días antes, el 10 de diciembre quedo establecido como el día de la democracia a través de la ley 26.323. Ese día, pero de 1983 Raúl Alfonsín resultó electo Presidente y marcó el retorno de la democracia. Allí estuvieron además de su madre Marcela Ledo, familiares de Juana Minué (fallecida) y Luisa “Pocha” Torres de Toledo (98 años), Madres de Plaza de Mayo filial La Rioja. El cartel está ubicado en el ingreso de una casa, ubicada en el barrio ferroviario de la capital riojana, que es memoria viva de lo que significa la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.
Desde ese lugar, Graciela Ledo, habló con El Foco sobre la lucha por la Justicia, el legado de Enrique Angelelli, el recuerdo de su hermano y su militancia, el significado de los derechos humanos en un sistema democrático y la necesidad de que las nuevas generaciones conozcan la historia y las consecuencias de la una dictadura sangrienta.
En el marco de la conmemoración de los 40 años de democracia, Graciela Ledo recordó que “las detenciones masivas ya habían comenzado en el gobierno democrático (de Isabel Perón), antes del 24 de marzo de 1976 y es el caso de Toledo Torres que desaparece en noviembre de 1975”. En el caso puntual de su hermano, Alberto Ledo contó que debía iniciar el servicio militar obligatorio en febrero de 1976 y en el marco de las acciones del Operativo ‘Independencia’, en mayo de ese año, fue trasladado a Tucumán, y el 17 de junio, desaparece.

“La lucha de mi madre, y la mía comienza a partir de que Alberto desaparece. En Buenos Aires había organismos de Derechos Humanos constituidos y otros que empezaban a constituirse. Nuestro primer reclamo fue que se deje constancia de su desaparición; y todo lo que correspondía solicitar al Batallón. Presentamos Habeas Corpus, algunos abogados riojanos se animaban a la presentación, otros no. Igual recurso presentamos en Buenos Aires”, rememora Graciela.
La Asociación ‘Madres de Plaza de Mayo’ se constituye en el año 1977. En La Rioja, las impulsoras de ‘Madres’ fueron Marcela Ledo, Juana de Minué y la Sra. Luisa de Toledo. Ellas comienzan su participación junto a las Madres de Buenos Aires.
“Convirtieron su dolor en lucha”, afirma Graciela, y puntualiza que “luchaban por encontrar a sus hijos. No sabía dónde estaban. Querían encontrarlos vivos; por eso una de las primeras consignas que nació es ‘Aparición con Vida’. Contaron con la ayuda de periodistas que vinieron a cubrir el Mundial ’78, a través de eso se conoció el mundo la situación de los desaparecidos en el país, además de los presos políticos y los niños secuestrados y apropiados, que nacían de las madres en cautiverio”.
En el exterior se formaron grupos de apoyo de la mano de los ciudadanos exiliados, que eran numerosos, especialmente en Europa. Así se fue difundiendo en todo el mundo cual era la situación bajo el gobierno de facto.
“La llegada de la democracia en 1983, que posibilitó la elección de Raúl Alfonsín, permitió que asumiera el primer gobierno democrático después de la dictadura, y también tiene que ver con esa lucha. La lucha por la aparición con vida de los nuestros, por la liberación de los presos políticos y la aparición de los niños secuestrados. Esa llegada de la democracia a nosotros nos costó muchas lágrimas”, asevera Graciela Ledo.
“Siempre tratamos que este proceso de memoria llegue a las nuevas generaciones. Porque hoy a 40 años de democracia no sabemos qué fue lo que pasó con los desaparecidos. Es por ello que decimos que la democracia nos debe la justicia. A muchos familiares nos debe la verdad por saber dónde quedaron. Porque a pesar de haber pasado por un juicio muy amañado, porque fue evidente que hasta los testigos fueron comprados y silenciados. Nos tocó enfrentar una lucha muy desigual, tal es así que uno de los responsables de la desaparición de mi hermano, el Gral. (César) Milani, fue el jefe del Ejército. Todos sabían, hasta los senadores de La Rioja que votaron su pliego, porque nosotros les entregamos un expediente completo de las denuncias. Milani ya había sido denunciado en el año 1979, por torturas; y la Comisión Provincial de Derechos Humanos lo denuncia en el año ’84 por secuestro, tortura y allanamiento ilegal”.
Ledo remarca que no hubo justicia para su hermano “porque dos de los responsables están libres, porque aunque fue juzgado Sanguinetti, el proceso de casación dice que debe ser juzgado con mayor severidad. Ambos recursos presentados en contra de Milani y Sanguinetti están en la Corte Suprema. Estamos en espera de lo que decida la Corte, porque las resoluciones hasta ahora expuestas se basan en leyes de la dictadura, y la ‘Obediencia Debida’, que fue derogada por Néstor Kirchner”.
En otro capítulo de la historia de la desaparición de Alberto Ledo, Graciela presupone que el Arsenal ‘Miguel de Azcuénaga’ haya sido el último lugar donde estuvo su hermano. A esta situación se suman tres supuestos responsables más de la desaparición, Otero, Fernández y Coronel; tres oficiales también del Batallón de La Rioja.
“Dijeron que fue un desertor y que se fue. Eso fue una mentira que nosotros nunca creímos. Siempre estuvo en poder de los oficiales del Batallón de Ingenieros y de la gente que actuaba en la represión, en Tucumán”.
En la memoria de la familia Ledo, el recuerdo de Alberto Agapito está muy vivo. Pues mantienen el recuerdo de su figura con las fotos expuestas en la casa: “ninguno de mis hijos lo conoció porque el mayor nació en 1978, y hoy ya no está. Junto a mis otras hijas continuamos con nuestra lucha y mis nietos siempre llevan su pancarta en los actos”.
Ledo gracias a su tarea de docente y también directora de escuela primaria es convocada desde Jardines de Infantes hasta las Universidades para hacer conocer la historia de la desaparición de su hermano. “Para nosotros son actos para agradecer y estar orgullosos de su militancia en favor de lo que él creía”. Alberto Ledo estudiaba en Tucumán y militó políticamente junto a la agrupación marxista ‘Juventud Guevarista’.
“Alberto era un muchacho alegre, vital, que cantaba y tocaba la guitarra, buen amigo, solidario. En su última carta pedía que a sus compañeros que regresaban de la colimba, la madre Marcela les asistiera con un plato de comida. Ya que sus compañeros que estaban en La Rioja, cuando les otorgaban franco no tenían donde acudir y descansar”, recuerdó Graciela.
“También les daba clase a los que andaban ‘flojitos’ en matemáticas. Atendía y les daba clases a los hijos de los militares. Alberto fue siempre muy solidario, su vida fue de entrega y ayuda para quien la necesitara”.
En otro tramo de la charla, Graciela Ledo hace referencia a la influencia que tuvo la pastoral de Monseñor Enrique Angelelli, en los jóvenes militantes de aquella época. Aclara que “no estoy de acuerdo con que los curas se declaren de un partido político. Su compromiso es llevar adelante el Evangelio”, y añadió: “Monseñor Angelelli y los curas que trabajaron con él en ese tiempo, estaban del lado de los pobres, pero en el sentido de organizarse y poder salir adelante, a través de sus propios medios, por eso fue fundamental el origen de una cooperativa de campesinos como Codetral y muchas cooperativas de trabajo, vivienda, además estaba la cooperativa de los mineros de Olta.
Ledo espera que la juventud tome aquellas banderas y que “no se apague jamás esa llama de la solidaridad, del compromiso, de la lucha por construir una sociedad mejor”.
“No se lleven de discursos que les hacen creer que acá hubo dos bandos que hubo una guerra porque no hubo una guerra, hubo un terrorismo de Estado implementado desde el poder para hacer desaparecer una generación. Era una generación lúcida y comprometida y militante y se ocuparon de hacerla desaparecer y asesinaron a un obispo, dos curas, un laico y muchísimos riojanos que fueron asesinados acá algunos y otros en otras provincias, más los 50 detenidos desaparecidos de La Rioja que tenemos hasta ahora”, afirmó.
Deudas
La realidad política y social no se escapa y Ledo considera que existen muchas deudas que “los gobiernos que pasaron y no hicieron nada o muy poco”. “Se hicieron esclavos del Fondo Monetario pidiendo préstamo tras préstamo. A lo que llegamos ahora es responsabilidad de todos los gobiernos que pasaron, sea del signo político”. Opinó sobre los resultados electorales de las elecciones presidenciales que llevaron a Javier Milei a la primera magistratura y dijo que “hubo un voto bronca”. “Lamentablemente los que lo votaron a este gobierno y los que no lo votamos vamos a sufrir lo mismo. Y quiénes vamos a sufrir seremos los jubilados, los asalariados, los que no tienen trabajo, los de arriba, los políticos no van a sufrir. Yo todavía no escuché que se mermara en el sueldo el Presidente, los secretarios, senadores, diputados, ninguno se mermó el sueldo todavía.

“La democracia no solamente son libertades, libertad de la vida, libertad de identidad, libertad del trabajo, la democracia tiene que garantizar esos derechos humanos, tiene que garantizar que una familia tenga lo necesario para vivir, para comer dignamente, no para comer polenta y arroz todos los días. Para comer lo que necesita comer para que los niños tengan lo imprescindible. los lácteos, la carne, la verdura para todo es imprescindible. La democracia tiene que garantizar una vivienda digna y que esa familia tenga con qué pagar la luz y el gas. Tiene que garantizar que ese trabajador gane lo suficiente, que se jubilado, que trabajó toda su vida y aportó toda su vida, tenga lo suficiente”. Consideró.
El negacionismo
En la campaña electoral La Libertad Avanza volvió con la teoría de los demonios y puso en duda los 30 mil desaparecidos. Una de las impulsoras de los discursos negacionistas es la actual vicepresidenta de la Nación, Victoria Villaruel. “Ha sido un golpe muy duro para todos nosotros, los que hemos luchado porque lo que conseguimos, o sea los juicios de lesa humanidad, reconocer nuestra lucha, eso lo hemos conseguido con nuestra lucha y nadie nos ha regalado nada. Pero, así como luchamos y conseguimos mínimamente un reconocimiento. También es necesario que no haya discursos negacionistas y que reivindican el genocidio” opinó al ser consultada al respecto y agregó: “La memoria, la verdad y la justicia por la que luchamos son banderas irrenunciables”.
Consideró además que “hay que estar en un estado de alerta, no de expectativas, sino de alerta por la política que pueda tener el Gobierno de Javier Milei en materia de Derechos Humanos”.
Escribe: Analía Yoma
Colaboración: Gustavo Molina





