Allanaron la casa de Milagros Salas

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El Pendulo
Periodista

La policía de Jujuy allanó la casa de Milagro Sala, tras ser acusada de haber organizado o instigado las protestas sociales de las últimas semanas. La imputación se basa en los dichos de un supuesto testigo de identidad reservada, la misma modalidad usada en otras causas contra Sala.

«Que alguien me escuche, nadie me cuida. Paren esta travesía de Morales mostrando quién es más duro», reclamó la líder de la Tupac Amaru, en diálogo con Página/12.

Doce policías entraron en la casa a los empujones, revolvieron todo, rompieron paredes y, tras más de seis horas, se llevaron dinero y papeles.

Terror y más terror. Eso es lo que busca instalar el gobierno de Gerardo Morales en Jujuy y con esa performance alimenta la campaña electoral nacional que inició con Horacio Rodríguez Larreta. Después de días de detenciones masivas, represión, torturas, allanamientos ilegales y causas armadas en la provincia, fue en busca de su blanco predilecto. A las 10 de la mañana del jueves, doce policías de la Brigada de Investigaciones entraron en la casa de Milagro Sala a los empujones con una orden de requisar todo y llevarse plata en efectivo, documentación relacionada con el origen del dinero y teléfonos celulares. Estuvieron algo más de seis horas revolviendo y hasta rompieron paredes que, al golpearlas, sonaban huecas. El fiscal Diego Funes acusa a la dirigente social de «haber organizado y/o financiado» o «instigado» la movilización contra la reforma constitucional, protesta a la que equipara a «violentos delitos».

En diálogo con Página/12, la líder de la Tupac Amaru reclamó una respuesta política: «Lo que pido es que alguien le ponga freno a todo esto. El gobierno nacional, el Ministerio de Justicia, algún juez. Que alguien me escuche, nadie me cuida. Paren esta travesía de Morales mostrando quién es más duro».

Junto con la docena de policías entraron también dos fotógrafas de la fuerza, un perro de la Aduana que olfatea billetes y droga, las tres personas que lo guían, un delegado de la fiscalía y un auxiliar. Milagro Sala estaba en el baño, y desde ahí gritaba que esperen. El procedimiento fue tan bestial que los uniformados entraron prepotentes a la habitación que comparte con su marido, Raúl Noro, que pasa allí en la cama sus últimos días con una enfermedad terminal conectado a un tubo de oxígeno. No solo dieron vuelta todo sino que desarmaron la estufa, no sea cosa que hubiera algo raro, y lo dejaron sin calefacción y con las ventanas abiertas. Actuaban como si ahí no hubiera nadie. Noro se descompuso en medio de la escena dantesca y tuvieron que llamar al servicio de salud. Los médicos fueron requisados de arriba a abajo.

«Me indigna que no respetaron ni siquiera que mi marido está enfermo. Morales cree que así va a conseguir más votos. Me usa a mí como si fuese el payaso de su circo. Dice que soy mala, corrupta y delincuente. Dice que él puso orden en Jujuy. Como no puede parar la protesta, me acusa. Muestra su odio racial y su misoginia», dijo Sala. Luego explicó que el gobernador quiere instalar la idea de que ella maneja a todo el que se opone a sus políticas, pero la realidad es que las manifestaciones están protagonizadas por grupos y organizaciones muy diversas. «Están los pueblos originarios, los sindicatos de la salud y la educación entre otros, los mineros, hasta los estudiantes secundarios salieron a marchar. ¡Mirá si yo voy a manejar a toda esa gente!», exclama.

Fuente: Página 12